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martes, 3 de noviembre de 2009

GASTRONOMÍA



Gastronomía

La cocina tradicional de Bardallur se basa, sobre todo, en las verduras de su huerta y en los guisos típicos aragoneses: las borrajas, las acelgas, los cardos, los bisaltos (tirabeques), las judías verdes, la menestra, la fritada de calabaza, las judías con chorizo, las judías pintas, las migas, el rancho de liebre o de jarretes de cordero, el bacalao al ajoarriero, el pollo y conejo a la chilindrón, la fritada de conejo con caracoles, los huevos al salmorrejo y, sobre todo, el cordero –ternasco-, asado, a la parrilla -con fuego de sarmientos o cepas- o, también, frito. Todo ello regado con los vinos de Campablo o de la región.
Para postre, sus magníficas frutas...y café y partida de guiñote o truque en el bar.

En el bar-restaurante "Laura" es muy frecuente tomar el vermú acompañado de calamares, berberechos de lata, “tocinos” (chipirones rellenos de lata) y tormos de escabeche (bonito frito en conserva) con olivas rellenas y boquerones en vinagre y sardinas salmueras. La cerveza sigue siendo la reina de las bebidas a cualquier hora del día... y de la noche. El vino tinto del Somontano y del Campo de Borja se están haciendo poco a poco un hueco en el trasiego de los asiduos.

Destacamos, también, como curiosidad, el horario de las comidas. Por la mañana temprano se toma café con leche con algún dulce o remojones de pan. Sobre las 10 se almuerza, más o menos recio –huevos fritos con chorizo o magra...-, a la 1 se come, a la 1:30 se toma café en el bar. A media tarde se merienda y, sobre las 9, se cena. En invierno se suele hacer merienda-cena sobre las 8 de la tarde.

Algunas “peñas” realizan meriendas los fines de semana y días señalados. Lo habitual suele ser el rancho, los caracoles con tomate, el ternasco a la brasa de sarmientos o cepas y otras especialidades autóctonas, pero algunas se atreven con comidas foráneas y más sofisticadas.

ARTE


Arte

Las manifestaciones artísticas de la localidad no son muy abundantes, pero sí de un gran interés.

IGLESIA DE NTRA. SRA. DE LOS ÁNGELES
Destacan, sobre todo, los retablos, además de los dos lienzos que hay flanqueando el presbiterio. Ricamente enmarcados representan a Cristo predicando entre los doctores y la entrega de la cabeza del Bautista a Salomé. Es muy probable que su autor o autores siguieran las enseñanzas de Caravaggio, el maestro del claroscuro y estarían datados a mediados del XVII. La edificación es barroca de planta jesuítica con una sola nave y cubierta con cañón con lunetos.
Hay constancia de que el receptor del Santo Oficio José Antonio Abascal firmó un documento contractual con Miguel Velasco en el primer cuarto del XVIII y que la ornamentación definitiva se llevó a cabo por el patrocinio de la condesa viuda de Plasencia como así consta en el techo de la nave: "Se dio principio a esta fábrica en el año de 1770 y se concluyó en 1771 a exps I debn de la Exª Sª Dª Joaquina Fernández de Heredia Condesa viuda de Plasencia, de Contamina y San Clemente Marquesa de Bárboles y Aguarás".
ERMITA DE SAN BARTOLOMÉ DE TURBENA
En el despoblado de Turbena se encuentra la reformada ermita (S.XII) de San Bartolomé, una de las escasas muestras románicas al sur del Ebro. Es una edificación de tapial con contrafuertes de mampostería y canecillos de piedra. Uno de los retablos mencionados –el que describe el martirio del santo- formaba parte del altar de la misma. Se encontraron, también, dos tallas de la Virgen en madera policromada –románica y gótica- que, no se sabe bien porqué, fueron a parar al Arzobispado zaragozano.
Según Lasarte, en el siglo XVII era rector de la ermita el Vicario de Urrea mosén Francisco García. Al parecer, él organizó la romería que cada año la Cofradía que existía en Bardallur, a la que podían pertenecer 60 personas en total del propio Bardallur, Urrea, Plasencia, Rueda, Épila, Bárboles, Oitura, Grisén, Figueruelas y Alagón, realizaba el 24 de agosto.
Con gran parafernalia, Bardallur recibía a los de los otros pueblos y se dirigían a la ermita donde se tomaba un ligero refresco, se oía misa, se bebía vino y se comían dulces. Después se pasaba las cuentas a los cofrades.
Un año de la segunda mitad del XIX, los de Bardallur no recibieron a los urreanos y ésto motivó que dejasen de asistir y desde entonces, celebraron la fiesta de San Bartolomé en su ermita de San Sebastián en el mes de mayo.

En Bardallur, como en toda la comarca, hubo excelentes alarifes o maestros de obras mudéjares, como Yuçaf de Huzmel o Ybraym de Lopellyon, éste último fue contratado para reparar la iglesia de San Pedro, en Alagón.
En alguna cueva se pueden observar todavía algunos arcos de la época de estos albañiles cualificados.


ARTE EN LA COMARCA

Las manifestaciones artísticas en Valdejalón son notables, sobre todo en los edificios religiosos de tradición mudéjar. Destacan la torre de la iglesia de la Asunción en La Almunia, la de Ricla, Urrea, Lumpiaque, Salillas, La Muela, restos de la iglesia de Villanueva de Jalón, convento de la Inmaculada en Épila y la mezquita de Calatorao.

Es notable el urbanismo de las localidades de Urrea, Plasencia, Berbedel, Santa Cruz de Grío, Chodes y Almonacid.

Los castillos son dignos de reseñar. Un total de 13 fortalezas había en la comarca. El de Rueda tuvo un papel determinante en algunas fases de la invasión musulmana. Urrea también conserva algunos lienzos de la muralla, así como el Castilluelo, a pie de carretera. El de Calatorao dio nombre a la localidad (castillo de tierra es su significado). A principios del XVI adquirió su fisonomía actual. Están desaparecidos los de Turbena y Lucena. Es impresionante por su tamaño el de Almonacid. Ricla también tiene su castillo, probablemente de origen musulmán.

Las muestras románicas son escasas limitándose a la ermita de Cabañas en la Almunia (en la foto), la de Épila y la ermita de Turbena en Bardallur, estas dos muy parecidas y de la misma época (S.XIII).

Es de una gran belleza el sepulcro gótico de don Lope Ximénez de Urrea en la iglesia de Santa María la Mayor, en Épila, muy de actualidad en estos días.

Los palacios de diferentes estilos (renacentistas, barrocos, manieristas...) tienen su importancia en Berbedel, Épila, La Almunia, Morata y Plasencia.