Día 28.-
Ha amanecido con llovizna y
la temperatura, de momento, no es fría. Estoy esperando a que mi hijo se
duche para ir a Zaragoza, entre otras cosas a ver a mi tía Carmen y a mi prima,
que está con ella hasta el domingo. Creo que comeremos en un japo que hay en la
calle Alfonso para que Nacho se aclimate a la nueva vida que llevará a partir
del día 2 de enero en Tokio. Va a estar, como mínimo, 6 meses perfeccionando el idioma y estudiando
las posibilidades laborales que le ofrecen los nipones. Una aventura, otro
emigrante cualificado más que tiene que salir a buscarse las habichuelas. Asco
de país que nos están dejando estos mediocres políticos que nos ha tocado
vivir. Van a ser las 11 y salimos hacia la capi. Me encanta Zaragoza.
Hemos llegado al parkin de la plaza del Carbón sobre las
11:35. Nos hemos dirigido por la calle Cinco Marzo hacia San Miguel e Isaac
Peral. Íbamos buscando zapaterías. Naxo necesitaba unas botas para su larga
estancia en el país del sol naciente. Por fin hemos encontrado unas de su gusto
–y del mío- en un establecimiento llamado Pablo Ochoa. Luego hemos estado en el
C&A a comprar unas camisetas y, de allí, hemos ido hacia El Pilar por la
calle Alfonso. Nos hemos tomado un aperitivo en “El Real” y hemos visto la cola
del Belén, los paseos en burros y unos esbarizaculos por donde la fuente. De
allí, hemos ido a comer a una pizzería de la calle Cádiz –“La Toscana”-, no ha querido
saber nada del japo, dice que bastante comerá allí. La comida no ha estado mal,
pero las he visto mejores; eso sí, el servicio agradable y atento. Luego hemos
cogido el 40 en la Plaza
de España y hemos ido a ver a mi tía y a mi prima. Me he alegrado mucho de
verlas a ambas, las quiero, pasé mucho tiempo con ellas. Para ir al centro
hemos pillado el 39, que nos ha dejado en la Plaza de San Miguel. Hemos subido por la calle
del mismo nombre hacia Salamero para recoger el coche y al pueblico, a
aprovechar, de nuevo el wi-fi del bar Laura. Unos vinos antes de bajar a la
peña donde, los mismos “güitres” de ayer más Consuelo y Naza nos hemos metido
entre pecho y espalda unos caracolicos y una parrillada de ternasco y panceta.
Para postre, torrijas. Un limonchelo y a la cama. Me gusta Zaragoza, pero me
canso. Me vuelvo mayor.
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