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lunes, 30 de diciembre de 2013

BARDALLUR (DíA 4)



Día 29.-

El día amaneció despejado y soleado. Después de hacer unas cuantas faenas del hogar, me fui al bar, como ya os puse en el post de abajo, y me dediqué a colgar unas cuantas cosas. Mientras lo hacía me tomé un bitter cinzano, ese brebaje un tanto amargo y con un punto de alcohol. Sólo lo tomo aquí, en verano y en navidades; lo acompañé con una empanadilla casera de las que hace la tia Celestina que me saben igual que las que hacía mi madre. Cuando terminé, me senté en la mesa donde estaban el Pocho, el Antoñín el Autobusero, el Santos de Urrea y Pedro, también de la misma localidad. El Antoñín trajo un rábano gigantesco que el Pocho lavó, troceó y apañó y nos lo comimos con unos vinos. Picaba que rabiaba, pero estaba bueno de sabor. Vino mi hijo a buscarme, tras haber tirado unas fotos desde el mirador y nos fuimos a casa a comer: bacalao en tomate. Tras descansar un poco volví de nuevo al bar y sobre las 5:30 nos bajamos a Zaragoza –Fina, Manolo y yo-. Nos costó aparcar. Había mucha gente. Todo el mundo estaba en la calle; los cafés atestados; la calle Alfonso, impracticable; la Plaza del Pilar, insufrible; los bares, hasta las trancas, hasta La Mayor, que normalmente está vacía, se fue llenando poco a poco. Nos fuimos hacia el Tubo, también había mucha gente; afortunadamente, pudimos encontrar un hueco en las bodegas Almau. Para entonces, ya habían llegado Consuelo y Naza y Jesús, ex aguacil de Muel. Pasamos a casa Pascualillo, donde nos pusieron unos torreznos con patatas fritas que no pegaban ni con cola; también probamos unas madejas, algo sosas. De allí fuimos a la  calle 5 de marzo, a Los Espumosos, lógicamente, a la barra, las mesas estaban todas pilladas. Unas rabas y unos vinos y al Laurel, a tomar café y…a casica.



1 comentario:

Anónimo dijo...

No cabe duda de que te lo estás pasando muy bien, lo mismo que los amigos con tu compañía.
No se que tiene el pueblo para los que hemos estado o vivido allí que solamente con recordarlo ya nos hace disfrutar y mas cuando alguien del propio pueblo nos lo narra tan magníficamente.