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lunes, 17 de febrero de 2014

JEREZ

          

EL 750 ANIVERSARIO


En estos días se está celebrando en Jerez un congreso de historiadores con ocasión de la conquista de la ciudad, allá por el año 1264, hace ya 750 años, por el rey de Castilla y su incorporación a la Corona del Reino. La efemérides se debe a que hace, como ya he indicado, 750 años de la conquista de la ciudad a los reyes musulmanes, tan españoles como los cristianos, no lo olvidemos, aunque más de aquí, de esta tierra sureña, los de Alá que los de Cristo, si bien ya con el tiempo y la mano de  la “nacionalistahistoria” podamos pensar que los reyes y reyezuelos hispanomusulmanes eran extranjeros opresores del pueblo español. Bien es cierto, que desde la perspectiva actual y vistos los derroteros de los territorios y países islámicos existentes en la actualidad, debe agradecerse a los reyes cristianos la labor de conquista –o reconquista, según la escuela de historiadores que se siga- y la incorporación de estas tierras al mundo de Roma y Grecia (de tradición grecolatina, se entiende), raíces verdaderas de la cultura occidental y, hoy por hoy, la más avanzada de entre las que existen en la humanidad, al menos desde el punto de vista de un europeo, lo que no dejará de tener sesgo según quien lo analice, digo yo, que en esto de la verdad de la historia y de la bondad de las civilizaciones no hay verdad absoluta sino puro convencimiento.

Y todo esto por el 750 aniversario, que no deja de ser extraño que sea esa cifra la que se celebre cuando lo normal es que sean las celebraciones cuando se hagan los sucesivos centenarios del hecho y no con cada quincuagenario, aunque realmente en el anterior quincuagenario yo tenía 3 años y no me alcanza la memoria para saber si efectivamente se celebró en 1964 el séptimo  aniversario o el décimo cuarto quincuagenario del hecho, si es que se celebró algo en aquel año de la España triste de la emigración y la pobreza, o quizá sí, como ahora, que cuando más tiesos estamos y menos dinero tiene el Ayuntamiento de Jerez para atender los gastos generales, salvo las productividades de los altos cargos del Consistorio, y los gastos sociales y más fuerza empieza a tomar el espíritu emigrante (“me voy de aquí porque esto es una mierda”), más celebraciones y eventos hay que atender, aunque sean tan loables como el celebrado para analizar los comienzos cristianos de la Muy Noble y Muy Leal Civtat de Xerez de la Frontera (frontera con el Reino de Granada, claro).

En fin, que hace 750 años que empezamos a latinizarnos y a castellanizarnos y todavía estamos en el intento, según Artur Mas, Sánchez Dragó, la ministra Mato, Durán y Lleida y algún que otro cabronazo o cabronaza que no quiero ya mencionar –aunque la lista es interminable-, pues según este y aquel “hi de puta” somos los andaluces de inferior inteligencia y de menor capacidad intelectual hasta tal punto que no somos capaces ni de hablar castellano y por eso nadie nos entiende ( fuera de Andalucía, claro, lo cual es extraño, ya que el hecho de que siete millones de andaluces nos entendamos entre nosotros hablando una lengua que no es castellano sino una aproximación a esta lengua y no nos entendamos con el resto de los españoles, bueno, que el resto de los españoles no nos entienda, no deja de ser raro; claro, desde la óptica de estos clarividentes, porque la verdad es que no suele haber problemas para comunicarnos y cuando éstos se producen se hace un esfuerzo y se termina solucionando el problema y ya está).

En todo caso, esto de la conquista de Sheris – que era como se llamaba la ciudad en lengua árabe, después castellanizado en Xerés o Xerez-, dio pie a que una ya preciosa ciudad musulmana ( quien quiera imaginarla cómo sería el ambiente en aquella época del lejano siglo XI, no tiene más que ir a pasar un fin de semana a Fez, en Marruecos, y pasearse por la medina, lo que sin duda merecerá la pena), empezara a transformarse en una ciudad cristiana económicamente muy activa que permitió que todos los estilos arquitectónicos se manifestaran en la ciudad y que el resultado de la suma de iglesias, edificios civiles, casas burguesas, casas populares, conventos, plazas, calles, etc., etc., diera como resultado una ciudad hermosa, sin grandes maravillas, orgullosa de sí misma, y merecedora de ser visitada y conocida y ,sobre todo, de acercarse a ella sin los prejuicios, negativos todos ellos, que suelen activarse en el imaginario de la gente desconocedora con sólo mencionar el nombre de la ciudad, sea en su versión actual de Jerez o en la versión vigente hasta el siglo XVIII, de Xerez. Pero de eso hablaremos otro día. Baste hoy tan sólo con resaltar la belleza serena del ciudad y cómo, ahora que ya llevo años sin vivir en ella, la aprecio más cuando al pasear por sus calles los días que me acerco a ella, la observo con una manera de mirar que antes, cuando vivía en ella, no tenía.

Álvaro Molinillo Paz

(Imagen del alcázar almohade de Jerez -S.XII-).

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