Llegamos a Zaragoza a las 18:00. Tras dar varias vueltas para
aparcar -sin conseguirlo- por la zona de la calle Costa y próximas, se optó por
ir al “boquete”de la Plaza del Carbón (Salamero). Por 5 de marzo salimos al Paseo
de la Independencia, estaba
atestado de gente. Tomamos un cortadico
en el "Café Zaragozano", en Puerta Cinegia, junto a “El Tubo” y, de allí bajamos
hacia El Pilar por la calle Alfonso (I). Mucho viandante y cafeterías llenas de
parroquianos protegiéndose del frío que iba en aumento según avanzaba la tarde.
En la Plaza de
las Catedrales, el belén era visitado por numeros niños y niñas y muchas
personas paseaban mirando las casetas habilitadas para estas fechas y los
polémicos burros portando chavalicos en sus lomos. Siempre que paso por aquí me
paro frente a la “boutique” clerical para observar la colorida indumentaria que
se expone en su escaparate. No creo que
tenga nada que ver con mi época de seminarista, es que la curiosidad es más
fuerte que mi voluntad. Me gustaría saber el precio de las casullas, albas…tan
alejado, seguro, de lo que predica
Berloglio, el Papa Francisco.
Subimos por D. Jaime (San Gil) hacia la calle Mayor para
dirigirnos a la cervecería del mismo nombre. Un par de copas de cava (yo) y una
patata rellena de carne con poca gracia. Llegaron Angelines y mi primo Marín y,
al poco, Jesús, el que fuera empleado municipal de Muel. Nos tomamos unos pinchos morunos y unas
berenjenas a la miel dignas de mención por su punto de fritura en un bareto –no me acuerdo del nombre- del callejón de “Belanche” y el “Amadico”; a
mí el pincho, que era de cordero, me gusta más especiado y picante, pero bueno,
no estaba mal. No pudimos entrar en el “Tragantúa”, lleno a rebosar, y nos
acercamos al “Estudios” a tomar queso y longaniza –la cabeza de jabalí no me
gustó, le faltaba sabor-. Nos encaminamos a “Casa Pascualillo”, en “El Tubo”,
unos torreznos y unas madejicas. Pasamos por el "Texas", que también estaba lleno -de gente joven-. Un café, de nuevo en el “Zaragozano” –yo nada- y al parquin. Dejamos a mis primos en la Avd. de Navarra, cerca de su casa, y “pal”
pueblo. Un poco de tele y a la cama.
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