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martes, 29 de septiembre de 2015

AVENTUREROS

Juan Díaz de Solís y la expedición al Río de la Plata

Hace 500 años, el 8 de octubre de 1515, Juan Díaz de Solís partió desde Sanlúcar de Barrameda, al mando de tres carabelas,  rumbo a América para intentar descubrir un paso hacia el Pacífico al sur de Castilla del Oro y del Brasil portugués. La expedición había sido preparada en secreto, pero el ingente espionaje portugués terminó por descubrirla e intentaron, sin éxito,  su sabotaje.
Protocolos notariales, 1517
Protocolos notariales, 1517
Una vez que llegó a las costas de Brasil, fue navegando lentamente hacia el sur hasta llegar al Río de la Plata, al que bautizó como Mar Dulce al confundirlo con un brazo de mar de salinidad inexplicablemente baja. Díaz de Solís  se adentró en el estuario con una carabela e hizo escala en la isla Martín García, a la que bautizaron así porque allí enterraron a un marinero de ese nombre que había muerto a bordo. A la vuelta, comenzó a avistar indígenas en la costa oriental y decidió desembarcar acompañado de siete hombres. Nada más tomar tierra los marinos fueron atacados por un grupo de nativos que los ejecutaron ante la mirada del resto de la marinería que esperaba en la embarcación. Solo sobrevivió Francisco del Puerto,  un grumete que fue rescatado una década después por Sebastián Caboto.
Según algunos cronistas como Antonio de Herrera, los indígenas que atacaron a Solís y sus acompañantes los devoraron:
“Salió a Tierra con los que podían caber en la barca.  Los indios, que tenían emboscados muchos flecheros, quando vieron a los castellanos algo desviados de la mar dieron en ellos y, rodeándolos, los mataron, sin que aprovechase el socorro de la artillería de la caravela.  Y  tomando a cuestas los muertos y apartándolos de la ribera hasta donde los del navío los podían ver, cortando las cabezas, brazos, y pies, asaban los cuerpos enteros y se los comían. Con esta espantosa vista, la caravela fue a buscar el otro navío, y ambos se bolvieron al cabo de San  Agustín, adonde se cargaron de Brasil y se tornaron a Castilla.”     
La expedición regresó al mando de Francisco de Torres , cuñado de Juan Díaz de Solís. A la vuelta, las naves fueron embargadas por la Corona, pues Fernando el Católico había financiado parte de su construcción.
El 27 de abril de 1517, Francisco de Torres junto con el huérfano Juan de Christus, hijo de Díaz de Solís, se dirigió al sevillano puerto de las Muelas. Allí lo esperaba el contador de la Casa de la Contratación, Juan López de Recalde, para hacerle entrega, por fin, de las tres carabelas: Concepción, Trinidad y Santiago. Este es el hecho que refleja el documento que adjunto presentamos.

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