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viernes, 25 de septiembre de 2015

PIONERA DE LA ESTAFA PIRAMIDAL

BALDOMERA DE LARRA VETORET

Fue la hija pequeña del periodista  y escritor romántico Mariano José de Larra.  Baldomera nació tras la separación de Larra y Josefa Vetoret, su esposa y  tenía 4 años cuando acaeció el suicidio de su padre, como consecuencia del rechazo de su amante Dolores Armijo. Baldomera creció junto a sus hermanos Luis Mariano (afamado libretista de zarzuelas) y Adela, la que sería amante del rey Amadeo de Saboya.
Sus relaciones con el afrancesado médico de la Corte Carlos de Montemayor sirvieron para introducir a su hermana en la casa real y que el rey se fijara en ella, convirtiéndola en su amante. Baldomera se casó con el médico y tuvo varios hijos, pero, a la llegada de Alfonso XII, Carlos huyó a América dejándola en una situación económica precaria, lo que le hizo agudizar el ingenio para sobrevivir. En un pequeño local de la calle Madrazo, antigua de la Greda, montó un negocio de préstamos al que llamó “La Caja de las Imposiciones”. Ante el éxito del negocio tuvo que mudarse a otro mayor en la plaza de la Paja.
Baldomera recogía los depósitos  e iba pagando intereses de los mismos con puntualidad extrema. Es lo que se conoce como negocio piramidal: con el dinero que unos ponen, se van pagando los beneficios de otros que invirtieron previamente . Si ingresabas mil reales, te llevabas en el momento 333, ya como intereses, y otros tantos cada 30 días.  La bola piramidal crece infinitamente hasta que sus fundadores , en este caso Baldomera, consideran que ya tienen una fortuna acumulada suficientemente jugosa (unos 22 millones de reales) y huyen sin dejar rastro. Pero, un buen día decidió volver abrumada por su cargo de conciencia. Fue juzgada y condenada a 6 años de cárcel, pero entre recurso y recurso, entre tribunal y tribunal, que si recogida de firmas…en 1881 quedó absuelta. Parece ser que, tras esto,  salió rumbo  a América y murió allí en 1915.
Su hermana Adela, al verse abandonada por el rey por la llegada de su esposa,  intentó chantajearlo con la publicación de las cartas amorosas escritas por éste, pero el asunto se resolvió al más puro estilo siciliano: dinero y pasaporte.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Los genes no siempre se trasmiten. Aunque puede que la vena de genialidad si.