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domingo, 26 de febrero de 2017

IMPRESIONES

Bruselas es una ciudad pequeña -no llega a 200.000 habitantes- y, casi todo, se concentra en torno a la Grand-Place. Es el casco antiguo y, por supuesto, la zona más turística. Es una ciudad un tanto gris y se vuelven locos por un rayo de sol,oh!oh!oh! No hemos encontrado aglomeraciones, salvo unas cuantas excursiones -algunas de españoles- y hemos podido desplazarnos sin agobios ni sofocones. No es barata, pero tampoco demasiado cara. Hemos visto muchas obras municipales, bastantes policías y alguna patrulla del ejército armada hasta los dientes. La fauna que se mueve por la ciudad es diversa; dejando a un lado los turistas, hemos visto bastantes africanos de su pasado colonial, norteafricanos, hindúes, pakistaníes, chinos...La gente viste bien, de oscuro, como en casi toda la zona occidental europea y, las muchachas, pues como en España, parkas, leggins y zapatillas de deporte. La mayoría de los establecimientos hosteleros no tiene barra, así que hay que sentarse en una mesita rodeada de otras mesitas muy próximas entre sí. A la hora de la comida o la cena -muy temprano las dos- todo está atestado de gente. Comen mucho pan, mucho bocadillo -"metralletas", club jambon...- y carne de conejo, pavo y ternera, además de algo de pescado y los consabidos mejillones y patatas fritas. Los dulces  (goffres, bombones, merengues, churros...) les entusiasman y beben mucha cerveza. El vino es mediocre y caro, salvo que pidas marcas o denominaciones de origen -he visto una botella pequeña (1/4) de Marqués de Cáceres en un Carrefour express por 8 €-; las bebidas destiladas, por las nubes. Prácticamente no hay productos españoles, lo que demuestra que algo falla en la política exportadora de esta España nuestra -o de quien sea-. Suelen ser algo distantes con los españoles, debe ser que todavía recuerdan lo de "la pica en Flandes", o que les da envidia de nuestro sol, playas, comida...Pocos hablan nuestro idioma, salvo honrosas excepciones y, son bastante secos, algo estirados y mantienen las distancias. Aunque parece que durante el día son muy moderados en el habla, hay que verlos por la noche. En un bar que entramos ayer, el vocerío iba in crescendo a tenor de la ingesta de cervezas, vamos, más o menos como en cualquier garito español. Conducen muy rápido y no suelen respetar los pasos de cebra. Hemos visto pocas bicis, aunque hay servicio de ellas. Tienen muchos museos y se vuelven locos por los comics.
Mañana iremos a Brujas y Gante y, pasado, a ver el Atomium y la zona europea. Ya os iré comentando.

 Casas típicas de la ciudad.

Cervezas, su gran pasión.
Club jambon (queso, jamón york, huevo duro, pepino, tomate, rúcula, lechuga y salsa mayonesa especial). Mide un palmo, más o menos.

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