BARDALLUR: VIAJE A BÉLGICA (DÍA 1)

Juanmi nos llevó al aeropuerto de Jerez para embarcar en un pequeño avión de Air Nostrum (sección regional de Iberia) rumbo a Madrid. Por h o por b, casi perdemos el vuelo de enlace hasta el aeropuerto de Bruselas, situado en Zaventem. Allí nos estaba esperando un transporte para traernos al hotel. Tardamos 25´ y pagamos 37 € -algo caro, pero mereció la pena, además, solo íbamo MJ y yo de pasajeros-. El hotel, que no está mal -es un NH****- , se encuentra a pocos metros de la colegial de Saint Michael, de las Galerías de ST. Hubert y de la Grand Place. En la habitación nos tomamos la primera cerveza; estábamos sequitos de las carreras por la T4 madrileña. Salimos al poco y cruzamos las Galerías, donde abundan las tiendas de chocolate, para, en unos metros, hallarnos ante la magnificencia de los edificios de la Grand Place, completamente iluminados. Dimos una vuelta por las calles aledañas y pasamos por la famosa Rue des Bouchers, plagada de restaurantes al estilo del barrio Latino parisino. Nos abordaron varias personas para vendernos las bondades de sus restaurantes, pero hicimos caso omiso, pues ya había leído que había que huír de esta calle. Paramos en un sitio que no estaba mal y nos tomamos unas bieres, vino de la casa, croquetas de gambas y patatas fritas -dos especialidades belgas-. Las cervezas de grifo tipo pils de 1/4 cuestan entre 2,20 y 3 €. si te vas a marcas de abadía, mínimo 4 €. Encontramos un enorme bar muy ambientado y otro más pequeño donde un cliente nos preguntó si éramos españoles. Al parecer, Pablo, que así se llamaba, tenía ascendencia vasca y hablaba bastante bien el castellano. Nos invitó a una cerveza y nos indicó por dónde teníamos que movernos para salir del turisteo. Hizo mención a la zona del Midi, donde se encuentran muchos bares y restaurantes españoles. Nos tomamos un par de cervezas más y nos fuimos al hotel a cenar.