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viernes, 24 de marzo de 2017

EL MOTÍN DE ESQUILACHE (2)

Hay quien interpreta el malestar del pueblo madrileños ante la medida que se anunciaba del recorte de capas y sombreros como un retroceso, como un no querer salir del pasado, como una negación del europeísmo, como una aversión al ilustrado S.XVIII. También hay quien achaca las protestas al hambre provocado por la subida de los precios del pan y otros alimentos. No cabe duda de que diferentes sectores de la nobleza y del clero estaban detrás del asunto, como prueban los cultos pasquines que se distribuían por Madrid. Éste, por ejemplo:

Yo el gran Leopoldo Primero
Marqués de Esquilache Augusto
Rijo la España a mi gusto
Y mando en Carlos Tercero.
Hago en todo lo que quiero
Nada consulto ni informo
Al que es bueno, lo reformo
A los pueblos aniquilo
Y el buen Carlos, mi pupilo
Dice a todo: "¡Me conformo!"

La medida del recorte para evitar los embozos se aplicó primero al funcionariado, como así se proclama en este bando:
"Siendo reparable al rey que los sujetos que se hallan empleados a su real servicio y oficinas, usen de la capa larga y sombrero redondo, traje que sirve para el embozo y ocultar las personas dentro de Madrid y en los paseos de fuera con desdoro de los mismos sujetos, que después de exponerse a muchas contingencias, es impropio del lucimiento de la corte y de las mismas personas que deben presentarse en todas partes con la distinción en que el rey los tiene puestos; conviniendo cortar estos abusos que la experiencia hace ver que son muy perjudiciales a la política y experiencia del buen gobierno, se ha dignado resolver que se den órdenes generales a los jefes de la tropa, secretarios de despacho, contadurías generales y particulares y a todas las demás oficinas que Su Majestad tiene dentro y fuera de Madrid, paseos y en todas las concurrencias que tengan, vayan con el traje que les corresponde, llevando capa corta o redigot, peluquín o pelo propio, sombrero de tres picos en lugar de redondo, de modo que vayan siempre descubiertos, pues no debe permitirse que usen trajes que les oculten cuando no puede presumirse que ninguno tenga probos motivos para ello... Advirtiendo a todos que están dadas las órdenes convenientes para que a cualquiera de los empleados que están al servicio del rey que se les encuentre con el traje que se prohíbe se le asegure y mantenga arrestado a disposición de Su Majestad."
Ante la amenaza de ser arrestados, los funcionarios aceptaron en bloque la orden.
Impuesta la prohibición al funcionariado, Esquilache se dispuso a aplicarla a toda la población. El Consejo de Castilla tuvo la sagacidad de prevenirle: la Reforma no se podía hacer bruscamente. Por su parte, Campomanes señalaba que seria peligroso confiscar capas y sombreros en caso de incumplimiento, pues ello infundiría "odio y grave murmuración entre las gentes". Pero como ya dijimos, Esquilache era partidario de las decisiones tajantes. El 10 de marzo, Esquilache tenía ya preparado el bando definitivo. Pero este asunto, lo dejaremos para mañana.

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