BLOG DIVULGATIVO

sábado, 25 de marzo de 2017

EL MOTÍN DE ESQUILACHE (3)

"...Ninguna persona -se leía- de cualquier calidad, condición y estado que sea, pueda usar en ningún paraje, sitio o arrabal de esta Corte y reales sitios ni en sus paseos o campos fuera de su cerca el citado traje de capa larga y sombrero redondo para el embozo; pues quiero y mando que toda la gente civil y de alguna clase, en que se entiende, todos los que viven de sus rentas o haciendas o de salarios de sus empleos o ejercicios honoríficos y otros semejantes y sus domésticos y criados que no traigan librea de las que usan, usen precisamente de capa corta (que al menos les falte una cuarta para llegar al suelo) o de redigot o de peluquín o pelo propio o sombrero de tres picos, de forma que de ningún modo vayan embozados ni oculten el rostro; y por lo que se refiere a los menestrales ya todos los demás del pueblo (que no puedan vestirse de militar), aunque usen de la capa sea precisamente con sombrero de tres picos o montera de las permitidas al pueblo ínfimo y más pobre o mendigo, bajo la pena por primera vez de seis ducados y doce días de cárcel, por la segunda doce ducados o veinticuatro días de cárcel.."


Una vez aplicada la orden al funcionariado, Esquilache fue a por todas y mandó colocar por todos los rincones de Madrid el bando de arriba, desoyendo a Consejo de Castilla y al ministro Campomanes que eran partidarios de aplicar la medida. pero de forma gradual, sin brusquedad.

La reacción popular fue inmediata: los bandos fueron arrancados. En sustitución, el pueblo pegaba pasquines que cubrían a Esquilache de injurias. Naturalmente, éste no se dejó impresionar y tomó medidas para garantizar el orden, movilizando a los soldados, para que colaborasen con los alcaldes.

Se apoderó entonces de las autoridades un desgobierno que nacía y se nutría de una doble falta de entendimiento "entre los alguaciles del Ayuntamiento y los de la Sala de Alcaldes de Casa y Corte". El gremio de sastres fue prevenido: no se debían confeccionar capas largas... Por su parte, autoridades civiles y militares destinados para obedecer la orden se entregaron a una curiosa serie de abusos y pillerías que agitaron todavía más al pueblo. Pronto empiezan a producirse las respuestas, colectivas e individuales, resultando herido más de un alguacil al intentar cortar una capa y cobrar una multa en propio interés.

(En la imagen, un embozado con chambergo en el cartel de la película "Esquilache" (1989), dirigida por Josefina Molina. Es una adaptación libre de la obra teatral de Antonio Buero Vallejo "Un soñador para un pueblo").


No hay comentarios: