Entrada actual a las instalaciones militares
Los fines de semana (sábados y domingos) nos dejaban salir del campamento y nos íbamos a Córdoba en un autobús destartalado que transitaba por una carretera llena de curvas y del que salíamos todos medio mareados. Nos alojábamos en las pensiones más cutres del mundo, preparadas para recibir soldados todos los fines de semana.
En Córdoba íbamos a las tabernas más baratas que encontrábamos y que los veteranos nos recomendaban. Bebíamos los clásicos "medios", copas de vino fino de Montilla llenos a rebosar y solíamos ir a comer lechugas con un aliño especial por un bar cerca de los baños árabes y a un sitio llamado "El Picantón" donde todo lo que te ponían te hacía soltar dos lagrimones de lo ardiente que estaba el producto. Después, cuando he ido a Córdoba en otras ocasiones, lo he buscado, pero no lo he encontrado, aunque sé que sigue existiendo -tienen un blog http://el-picanton.blogspot.com/ En uno de nuestros viajes a la capital, paseando por Gran Capitán, un coleguilla de Santander y yo nos encontramos una billetera. La abrimos y vimos que era de un "guiri" norteamericano. Llevaba 100$ y estuvimos un rato deliberando qué hacer. Al final, nos quedamos con los 100 dólares y la cartera la metimos en un buzón de correos de esos con forma de león, como los que hay en Zaragoza. No veas como nos vinieron las pelas que, en cuanto pudimos, las cambiamos en un banco. Ese día hubo fiesta especial.
Mañana más.
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