En el siglo XV, tras la conquista de Constantinopla por los turcos en 1453, lo poco que quedaba de al-Andalus se quedó como tierra de cruzada. El objetivo a batir era el, cada vez más pequeño reinode Granada. Mientras, en Aragón, los mudéjares seguían viviendo de forma bastante permisiva, lo que llamaba la atención, además, de su tez blanca, de los viajeros y guerreros que pasaban por allí para dirigirse al sur a combatir a los musulmanes. También se quedaban sorprendidos cuando veían que en algunos lugares, la población mudéjar era más numerosa que la cristiana (caso de Bardallur, pueblos aledaños del valle del Jalón y otras zonas aragonesas). La convivencia en el siglo XV fue habitual, pero las situaciones de persecución y ajusticiamiento de musulmanes conversos y relapsos (reincidentes) que habían vuelto a sus prácticas islámicas empezaron a hacerse cada vez más numerosas. Sin embargo, el nº de mudéjares no solía ser de gran preocupación en el reino, salvo en las zonas de regadío en el que el había más de la cuenta. Sin embargo, como consecuencia de la instauración de la Inquisición por los Reyes Católicos en 1483 en Castilla y un año más tarde en Aragón, era el preludio de la intrasigencia que empezó a imperar de forma cotidiana.
En 1492 se decretó la expulsión de los judíos, lo que supuso un primer paso hacia el monoteismo, pero con los mudéjares se tuvo mas condescendencia, llegando los RR.CC. a admitir a los mudéjares expulsados de Portugal en 1497 en sus reinos. Así, los mudéjares seguían trabajando las tierra y pagando sus tributos y la cuarta parte de los frutos, además de otras exacciones y de ahí viene el proverbio español que dice "quien no tiene moros, no tiene oro".
(Estas información, así como la anterior, está extraída, con algunas modificaciones por mi parte de un texto de J.L. Corral).
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