Ayer, el Gobierno de España hizo un gesto de "buena voluntad" y anunció una declaración de "restitución" del president fusilado Lluis Companys, mito del independentismo catalán. La controvertida figura de este singular personaje, ha suscitado numerosas críticas a su labor y un ensalzamiento enfervorizado por parte de sus adeptos, hasta tal punto que llegaron a pedirle al papa Benedicto XVI que lo elevara a "siervo de Dios", paso previo a la beatificación. La solicitud no fue aceptada.
Pasaré de sus primeros tiempos para centrarme en la época de la República y de la Guerra Civil, comenzando por su protagonismo a partir de 1934. Este año fue muy convulso en la historia de España. El Partido Republicano Radical de Alejandro Lerroux había ganado las elecciones generales de 1933 en las que, por primera vez votaban las mujeres -algunos argumentan que esto fue la causa del triunfo derechista-. Además de Lerroux, otro partido y personaje hicieron su aparición. Se trataba de José Mª Gil Robles y su Confederación Española de Derechas Autónomas, más conocida como la C.E.D.A. Lerroux introdujo en su gabinete a tres miembros de este partido, lo que provocó un malestar generalizado en el pueblo y en las clases obreras, en general, hasta llegar a producirse la huelga revolucionaria del 5 de octubre de tan triste recuerdo para los mineros asturianos que fueron masacrados por los legionarios al mando del general Franco.
Aprovechando esta inestabilidad e inseguridad, el día 6 de octubre, Companys, que había sucedido a Maciá como presidente de la Generalitat y de Esquerra Republicana de Catalunya, proclamó el "Estat Català dentro de la República Federal Española".
Sin embargo, las fuerzas gubernamentales no apoyaron la proclama y se produjeron enfrentamientos contra las tropas independentistas entre las que se encontraban los Mossos de Esquadra. Viendo la situación, Companys se rindió. El balance de los enfrentamientos dejó un saldo de 96 muertos y 362 heridos. Companys y todo su gobierno fue detenido, se clausuró el el parlamento autonómico y el Estatuto de Autonomía y la inhabilitación de muchos alcaldes y concejales -como había ocurrido en el resto de España, incluido Bardallur-. El juicio se celebró en día 6 de junio de 1935 y todos los miembros del gabinete fueron condenados por rebelión a 30 años de prisión, además de inhabilitación absoluta. Parte de sus ministros fueron confinados en el penal de Cartagena y él y Comorera y Lluhí, en el de El Puerto de Santa María.
(Continuará)
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