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miércoles, 13 de enero de 2021

CURIOSIDADES HISTÓRICAS

 


Ayer por la tarde estuve leyendo algunas partes de esta publicación del eminente naturalista, jurista e historiador  Ignacio Jordán Claudio de Asso y del Río, conocido también por su seudónimo Melchor de Azagra, sobre la economía aragonesa a través de los siglos y me ha llamado la atención la precisión con la que trata muchos aspectos relacionados con las diferentes zonas de la, ahora, Comunidad Autónoma haciendo hincapié en los medios de producción y la distribución de la población. A modo de ejemplo, os resumo un pequeño aspecto de lo expuesto:

"Los no producentes, observamos desde luego que en nuestra capital hace falta  una casa de reclusión separada para castigo y enmienda de los ociosos, díscolos, y mal entretenidos;  pues aunque algunos de ellos, a instancias de los parientes, se ponen en la Misericordia, esto tiene el grave inconveniente de confundirlos con otros, que están allí sin otra causa, que la de su pobreza.

"Las prostitutas y rameras, además de su ociosidad, perjudican a la población en cuanto disminuyen la propagación de la especie humana. Aunque es un mal necesario, y de dificilísimo remedio, debemos confesar que, por lo menos, el escándalo y publicidad es mucho menor en Zaragoza que en otras ciudades de igual vecindario. ¿Pero qué dirán los panegiristas de las costumbres antiguas, si consideran, que en la media edad el Gobierno de Zaragoza autorizaba las mujeres públicas? Es un hecho constante y acreditado por la Real Provisión de D. Pedro IV del año 1379, y por otra posterior de D. Juan I de 1389, en las que se determina el modo de vestir con que debían distinguirse las prostitutas, y lo que es más, se señala el mismo traje para las concubinas y amancebadas. En 1474,los Jurados y el Concejo de Zaragoza, deseosos de precaver los daños y escándalos de las entradas y salidas del  burdel, establecieron que las mujeres llamadas mondarias y  cantoneras tuviesen sus casas, dentro del ámbito señalado que comprendía, de la carrera que va a Santa María del Portillo  y de otras que allí se confrontan, añadiendo que, los postigos que dan entrada a dicho burdel, estuviesen barrados, y que ningún mesonero pudiese alojar mujeres de mala vida. Esta providencia fue confirmada por D. Fernando el Católico en el mismo año. En el siglo XVI. continuaba la tolerancia de este vicio, según manifiestan los Estatutos de la Ciudad, pues el de 1575 se ciñe a mandar que las mujeres profanas no vivan en las calles principales o cerca de los monasterios y que se les prohíbe habitar en otra parte"

Si deseáis echar un vistazo al texto completo, he aquí la dirección:

https://ifc.dpz.es/recursos/publicaciones/30/56/_ebook.pdf

1 comentario:

😉 dijo...

Muy curioso, sí señor.
CMarin