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domingo, 26 de enero de 2014

MARINO POCO CONOCIDO

Jaime Antón Viscasillas y Alejandro Anca  publicaron en 2012 El Almirante Don Augusto Miranda y Godoy. Marino, gobernante, hombre de ciencia y Senador del Reino,(Armesto & Asociados. Madrid). Se trata de una documentada biografia del que fuera Ministro de Marina en cinco ocasiones a principios del siglo XX.
La actividad política del almirante Miranda tuvo una importante repercusión legislativa en la marina mercante. Por iniciativa suya, se promulgaron tres importantes leyes: "Reglamento del trabajo a bordo de los buques de carga y pasaje" (1916; G.M. 12-10-1919), "Nuevas normas de seguridad para los mercantes" (R.O. 23-2-1917) y el "Reglamento de alojamiento para las tripulaciones de buques mercantes" (Gaceta de Madrid, 16-9-1918).
Las Normas de 1917, establecidas en plena Guerra Mundial -de la que fue partidario de la neutralidad-, dictaminaban la obligación de que todos los buques dispusieran de al menos un bote salvavidas autopropulsado. También exigía que todos los buques de más de 500 toneladas contaran con una estación-radio de un alcance superior a 100 millas. 
La historia de la implantación de la radio en los buques mercantes es uno de los muchos aspectos pendiente de investigar. Curiosamente, se trata de una historia que, yendo más allá del aspecto estrictamente técnico, ilustra la actitud de los armadores. Estos fueron muy reticentes, por el coste, a dotar a los buques de estaciones de radiocomuniación. Tan sólo unos pocos, con criterios puramente comerciales, suscribieron acuerdos con la casa Marconi para que se instalaran radios en sus trasatlánticos. En 1912, tan sólo once buques de la Trasatlántica y nueve de Pinillos contaban con estación radio. En 1914, eran setenta y dos. Al terminar el conflicto la radio se había convertido en algo común en los grandes buques mercantes.

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