La damnatio memoriae
(condena de la memoria) era un castigo reservado para determinadas
personas que los romanos -el Senado- decidían deshonrar por una razón u
otra. Básicamente la idea era borrar por completo cualquier
registro que hiciera alusión al condenado, ya fuese en textos, grabados,
murales, estatuas e incluso música popular. Por supuesto, el apoderarse de las posesiones era el primer paso a seguir…
No tiene su origen en la antigua Roma ya que se
tiene constancia de que en Egipto ya se había intentado aplicar. A pesar
de todo, los historiadores no tienen conocimiento de ningún pueblo al
que se haya aplicado con éxito esta deshonra, ya que si lo hicieron, no
fue con buena fortuna. Somos conocedores, sin embargo, de una serie de
casos en los que se aplicó la damnatio memoriae, pero
aún sabemos de los afectados hoy en día, por lo que a todos los efectos
no tuvo éxito la condena. Así pues, la eliminación completa del “perfil”
de estas personas fue imposible a pesar del esfuerzo de los romanos. Al
menos, algunas de las personas que sufrieron la damnatio memoriae aún se encuentran en los libros de Historia…
Tenemos un claro ejemplo en Majencio, emperador romano que fue víctima de la damnatio memoriae en el 312 a manos del emperador Constantino. Aún sabemos mucho de él, al igual que de su padre Maximiniano que también fue sometido a esa condena. Otro emperador que se salvó de este destino fue Calígula. Cuando fue asesinado en el años 41, tardó poco Claudio
(después de regresar de su escondite) en intentar aplicarle la pena,
fuertemente apoyado por la opinión pública, lo que sugiere que esta
tenía un papel importante en esta serie de medidas.
La damnatio memoriae todavía se practica por algunas personas o grupos hoy en día de una forma u otra. Por ejemplo, Stalin
era famoso por el borrado de los individuos que dejaban de agradarle en
fotos o documentos oficiales, tales como la imagen de la izquierda.
El hombre que desaparece es Nikolai Yezkov, antaño un poderoso jefe de la NKVD
(Comisariado del pueblo para asuntos internos). Desde su puesto
presidió muchas torturas e ideó los medios de ejecuciones durante la Gran Purga,
pero más tarde cayó en desgracia y él mismo fue torturado hasta
reconocer que era un traidor. Una vez sucedió esto, se convirtió en un
auténtico “fantasma”, fomentado en gran parte por el oscurantismo de la
antigua URSS.
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