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martes, 30 de septiembre de 2014

EL CHICO DEL ESQUILADOR

Hace unos días, Santos Langarita hacía un comentario en el grupo güitrero de wps sobre la cantidad de comida que los miembros de La Peña se iban a meter entre pecho y espalda; la frase que utilizó -muy extendida en toda España- fue: "Os vais a poner como el chico del esquilador"
Cuando yo era pequeño, recuerdo a las cuadrillas de esquiladores que venían a casa de José Lázaro antes de llegar el verano,  concretamente al corral (en la imagen, totalmente renovado) que hay subiendo la costera -actual calle Nobleza Baturra- que va desde el Molino hacia el taller donde trabajaba mi padre. Por cierto,  no sé de dónde procedían los esquiladores y no me acuerdo si venían con su familia; lo que sí sé con seguridad es que, al ser un trabajo tan duro, la comida era abundante y variada y la frase que nos ocupa, se refiere a que los hijos  de los esquiladores se ponían hasta las trancas de comer e, incluso, se acuñó la leyenda de que uno se ahogó comiendo sopa de la cantidad que ingirió.
En la actualidad, este oficio, como tantos otros, se ha perdido y sólo en algunos lugares de León hay cuadrillas autóctonas, pero lo normal es que se recurra a jóvenes de los países del Este de Europa -eslovacos y ucranianos, sobre todo-. 
Se trata de personal muy experimentado, que trabaja en cuadrillas de unas cinco personas y que son capaces de esquilar a alrededor de quinientas ovejas al día.
Ellos trabajan en cadena y están perfectamente mecanizados.
Si antes había que "apernar" (atar las patas) a las ovejas, ahora ya no es necesario.
Dos de la cuadrilla se dedican a controlar el rebaño, mientras le pasan a los esquiladores animal por animal.
Con una máquina eléctrica le quitan la lana del cuerpo y, en apenas un minuto, la oveja ya está lista para que no pase calor en el verano.
No se pierde ni un segundo ya que, cuantas más esquilen, más dinero podrán recaudar.
El precio ronda el euro y medio por animal y, según las previsiones de otros años, cada cuadrilla puede esquilar alrededor de 60.000 ovejas durante la temporada, que suele comenzar días después de la Semana Santa.
El precedente de todo este ir y venir de eslovacos y ucranianos por España durante la época de "la motila" se debe a que un hombre del Este de Europa, Henryk Golab, natural de Polonia, decidió montar su propia empresa de esquileo hace veinte años en España, concretamente en el municipio de Sariñena (Huesca). Desde allí gestiona el negocio enviando cuadrillas a todas partes de la península.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Hablando ya de batallitas, yo recuerdo a esos esquiladores en pandilla. Antes al tio Alegrando el esquilador padre de Manolo y Alejandro que junto con un hermano y ayudado ya por el hijo Manolo, esquilaban las ovejas de los Lázaros, del Arilla y del Rabal. Además de la tijeras utilizaban una máquina a la cual le daban movilidad dándole vueltas a una manivela y que, a base de brazos articulados, hacían mover a las cuchillas de la maquinilla. También me parece ver, como si fuera ahora, a José el Chambolete dándole vueltas a aquella manivela.

Unknown dijo...

Me encantan eestas historias!

Unknown dijo...

Mi abuelo era esquilador y mi padre también lo es, uno de los trabajos más duros, que empezó a tijera y desde hace muchos años con máquinas, mi padre no pierde la oportunidad de esquilar cuando se le presenta la ocasión, lo lleva en la sangre..... A sus 71 sigue haciéndolo
Tiene dos cojones

Anónimo dijo...

Mi abuelo fue esquilado por una oveja borracha. Le hizo un degradado inverso.siendo calvo fue el mejor look posible, old sheep school