MIGUEL HERNÁNDEZ (2)

Un día, al salir de su trabajo, en una notaría de Orihuela, conoció a Josefina Manresa (imagen de la izquierda) y se enamoró de ella. Las lecturas de Calderón le inspiran su auto sacramental Quien te ha visto y quien te ve y sombra de lo que eras, que, publicado por Cruz y raya, le abrirá las puertas de Madrid a su segunda llegada en la primavera de 1934. Allí se mantiene con un empleo que le ofrece José María de Cossío para recoger datos y redactar historias de toreros. De esta época es su obra obra teatral El torero más valiente. Añora su pueblo natal, aunque lentamente, va creándose en Madrid su círculo de amigos: Altolaguirre, Alberti, Cernuda, Delia del Carril -esposa de Neruda-, la filósofa malagueña María Zambrano, la pintora Ana Mª Mallo -imagen de la derecha y con la que tuvo una relación amorosa-, Vicente Aleixandre y Pablo Neruda. En 1935 escribe Los hijos de la piedra, obra teatral inspirada en Fuenteobejuna de Lope de Vega.  Si Ramón Sijé y los amigos de Orihuela le llevaron a su orientación clasicista, a la poesía religiosa y al teatro sacro, plasmadas en la reciente revista neocatólica "El Gallo Crisis",  Neruda y Aleixandre lo iniciaron en el surrealismo y le sugirieron, de palabra o con el ejemplo, las formas poéticas revolucionarias y la poesía comprometida, influyendo, sobre todo Neruda y Alberti, en la ideología social y política del joven poeta provinciano. Superada esta crisis, Miguel Hernández es ya un poeta hecho y comienza a crear lo más logrado y genial de su obra. En 1936, inspirado por su amante Ana Mª Mallo, más conocida como Maruja Mallo,  publica el poemario de amor El rayo que no cesa que incluía, además, la "Elegía a Ramón Sijé", su gran amigo, que murió de septicemia en Orihuela el 24 de diciembre de 1935, contando solo 22 años.

(Continuará)