BLOG DIVULGATIVO

martes, 21 de noviembre de 2017

LAS EPIDEMIAS EN ARAGÓN EN LA ÉPOCA DE LOS AUSTRIAS (1)


Si el S. XVI fue duramente castigado por todo tipo de calamidades, el XVII lo fue, todavía, con más virulencia.
La sociedad sentía verdadero pánico a las epidemias y siempre que había el menor atisbo de ellas, se tomaban todo tipo de medidas encaminadas a evitar su propagación. En los recintos amurallados, se colocaban guardias que vigilaban estrechamente las puertas para controlar a las personas y a las mercancías, sobre todo los productos textiles. También se prohibía la salida de vecinos que se dirigían a sitios sospechosos de peste.
Las epidemias estaban directamente ligadas a la falta de recursos alimenticios y cuando una población resultaba afectada, las autoridades actuaban, con la ayuda de nobles y burgueses, proporcionando limosnas y ayudas a los enfermos. Las localidades en las que se tenía constancia de una epidemia eran aisladas y se construyeron hospitales en las afueras de los núcleos habitados para atender a los enfermos y/o a los que estaban en cuarentena. Los fallecidos solían ser enterrados en fosas comunes con capas de cal viva.
Las epidemias ocasionaban la pérdida de trabajadores agrarios, subida de sueldos por falta de mano de obra y cierta quiebra en los comercios.
A finales del XVI y principios del XVII (1598-1602) apareció en la península la llamada "Peste  castellana" que causó una gran mortandad en Castilla y que solo llegó a pequeños núcleos aragoneses ribagorzanos gracias al aislamiento que las autoridades dispusieron en las fronteras.
Peores consecuencias tuvo la conocida como "Peste milanesa" que afectó a zonas  francesas del Mediodía y Provenza y al principado catalán, incluido el Rosellón. Pero también se hizo notar en algunas  poblaciones aragonesas en las que la mortalidad aumentó entre un 200 y un 300%, como el caso de algún barrio de
Zaragoza, Bulbuente, Barbastro, la Vega baja del Jalón, Jaca...

No hay comentarios: