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lunes, 23 de abril de 2018

FIN DE LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA (23/04/1814)

Castillo de Benasque

Durante el verano de 1813, los franceses que quedan en Zaragoza han desaparecido de las calles y se atrincheran en La Aljafería. El resto se retira ordenadamente, pero las tropas del guerrillero Espoz y Mina los persiguen -primero tuvieron que reparar el Puente de Piedra con un pontón al sufrir uno de sus arcos una voladura-. El navarro les causa graves pérdidas y vuelve a Zaragoza para obligar a los acantonados en la Aljafería a capitular, lo que sucede el 2 de agosto de 1813.
A partir de entonces, empieza la toma de las grandes plazas fortificadas: Mequinenza, que cae el 13-II-1814 mediante una intriga urdida por un ficticio general afrancesado, Van Halen; Lleida, el día 14 y Monzón, mandado por un extraño subalterno, Saint Jacques, resistió, pero la resistencia francesa fue vencida por la astucia del flamenco y cayó el 15 de febrero del mismo año. Faltaba Jaca gobernada por algún tiempo por el general Paris, que tuvo enfrente a Mina, quien contrarrestó los intentos del francés de tomar los puntos estratégicos de los valles Pirenaicos para una hipotética invasión napoleónica por ellos; intentos que fueron ahogados por el navarro. El asalto a la capital de la Jacetania se inició el 5-XII-1813 con tropas que mandaba Marcelino Oraa y el apoyo de la caballería de Bartolomé Amor. El 17 de febrero se rindió y el 18 desfilaba la guarnición francesa ante los soldados españoles, al frente de ellos el comandante de la plaza Desortis, que firmó la capitulación y fueron conducidos a Francia por el puerto de Somport para canjearlos por prisioneros españoles. 
El ultimo residuo francés que quedó en suelo aragonés fue el de Benasque, tomado por el coronel Sebastián Fernández, quien a comienzos de abril de 1814 lo sitió, hasta capitular el 23. Allí terminó la guerra, pero sus consecuencias durarían, profundamente, muchos años más.

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