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viernes, 31 de mayo de 2019

TAL DÍA COMO HOY DE 1110


El poderoso rey leonés Alfonso VI se había apoderado de Toledo en el 1085 (imagen) y, ante esta situación, Al-Mutámid de Sevilla pidió a los reyes de Badajoz y Granada que se unieran a él para solicitar la intervención de Yusuf ibn Tasufin, emir de los almorávides, que acudieron en ayuda de las taifas hispanas y consiguieron vencer a la coalición de reinos cristianos en 1086 en la batalla de Sagrajas.

 Esta derrota libró a Zaragoza de la presión de los cristianos por un tiempo, pues en 1086 la ciudad estaba sitiada por Alfonso VI, que tuvo que levantar el cerco para enfrentarse a los almorávides.
En 1090 el imperio almorávide  reunificó las taifas como protectorados sometidos al poder central de Marrakech y destituyeron a todos los reyes de taifas excepto a Al-Mustain II, rey de Zaragoza.  Gracias a ello, y a que esta taifa suponía una avanzadilla de al-Andalus  frente a los cristianos, el musulmán se pudo mantener como rey independiente.
Los reyes aragoneses avanzaban por el norte y, en el 1096 se apoderaron de Huesca y otras poblaciones.

Al-Mustaín II consiguió mantener un difícil equilibrio político entre dos fuegos, pero en 1110 fue derrotado y muerto en la batalla de Valtierra (imagen), cerca de Tudela, frente a Alfonso I "El Batallador", que ya había tomado Ejea y Tauste.

Abdelmalik, el nuevo heredero, adoptó el título honorífico de "Imad al-Dawla" (Pilar de la Dinastía), pero ya no pudo mantener la presión ante cristianos y almorávides. Para defenderse llegó a ser prácticamente un vasallo de Castilla. El partido almorávide, más integrista que los hispanomusulmanes, no vio bien tal situación. Así, el mismo año de 1110, los partidarios de los almorávides les entregaron la ciudad. Abdelmálik huyó a refugiarse en la inexpugnable fortaleza de Rueda (de Jalón) -imagen-, donde permanecerá acosando al gobierno almorávide. Acababa con ello la dinastía hudí en la taifa independiente de Zaragoza.
El bando almorávide de Zaragoza recurrió a Muhammad ibn al-Havy, gobernador de Valencia, para asumir el gobierno de la ciudad, lo que hizo tomando posesión de la Aljaferíala  en 1110. 
                                                              Palacio de la Aljafería
Le sucedió dos años el emir Ibn Tifilwit, que se rodeó de un ambiente de poetas y filósofos que huían del integrismo del sur para dedicarse a la vida cortesana. El último de los gobernadores sabios nombró a Avempace gran visir, lo que equivaldría al actual jefe de gobierno. A la muerte de Ibn Tifilwit en 1117, la regencia de Zaragoza fue gestionada durante unos meses por el gobernador de Murcia. En marzo de 1118, Alfonso I, con la ayuda de cruzados franceses y órdenes militares, puso sitio a Zaragoza. El asedio culminó a finales de año. Aragón conquistaba así la añorada Zaragoza.

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