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martes, 1 de noviembre de 2011

DIFUNTOS

No me gustan nada los cementerios. Sólo me interesa -y no mucho- el arte funerario. Será por los malos recuerdos que me trae la visita al de Torrero por estas fechas. Los curas nos mandaban a rezar a los difuntos "in situ". Imaginaos la caminata desde el Seminario hasta allí. Atravesábamos el Parque Grande hasta llegar al Canal, lo cruzábamos por el puente que hay frente a San Juan de Dios y, callejeando, llegábamos a la Avenida América. Pasábamos por la Cárcel y llegábamos exhaustos y, por supuesto, sin ganas de rezar. Lo malo era que había que volver. Cosas de los curas tardofranquistas.
Otros cementerios que me daban yuyu eran los ingleses. A veces tienes que atravesar por uno de llos para ir a un determinado lugar. La gente pasea por ellos como si fuera un parque. Cosas de la "Pérfida Albión". Tampoco me resulta agradable el del pueblo. Recuerdo que cuando subíamos al Gurugú de chicos, evitábamos mirar hacia abajo para no ver los nichos. En resumidas, que no me gustan los camposantos.
(En la imagen, la entrada del cementerio de Torrero).

1 comentario:

Anónimo dijo...

a mi tampoco me gustan los cementerios, los evito todo lo que puedo.