Seguro que habéis oído últimamente la expresión "poner en valor". Desde el politiquillo más insignificante hasta los altos mandatarios la usan como latiguillo constante. En realidad es un galicismo traducido de "mise en valeur".
Reproduzco en este
post el pequeño artículo de Luis Alfonso
Iglesias de la columna “Crónica bufa” de la revista de CC.OO. “T. E.”
LA REAL Academia Española debería
tomar medidas serias contra la expresión poner en valor. Sin ir más lejos,
el ministro de Educación, Cultura y Deportes, José Ignacio Wert, anunció en su primera
comparecencia parlamentaria el apoyo del Gobierno a
"la puesta en valor de los toros como un bien cultural para resaltar los
valores culturales, socioeconómicos y medioambientales de la fiesta nacional”.
Mientras pensamos
acerca de los valores medioambientales del mundo taurino, por empezar por algo
sencillo, parece que, en plena crisis, ni la tauromaquia ni la Iglesia católica
se resienten de los recortes, quizás porque representan la
tradición y la referencia, otra vocablo tan de moda. Sin ir más lejos, los
profesores acostumbramos a mirar el calendario católico para planificar el
calendario escolar. Si la Semana Santa se celebra, por ejemplo, en abril, ya sabemos que
el trimestre se convierte en uno y trino y que la materia tiene que adaptarse
al tiempo que marca la
tradición católica. Si el santoral establece que la fiesta de tu pueblo o
ciudad sea a finales de septiembre, ya sabes que, tras comenzar el curso, hay
que detenerse abruptamente, algo que ni siquiera es recomendable en el deporte,
por aquello del conocido bíceps femoral. El pedagógico calendario francés
resulta tan ajeno a los carpetovetónicos partidarios del cura Merino, como a
Urgandarín la contabilidad, y lo acabamos pagando en aprendizaje,
eficacia, eficiencia, y así vamos lentamente renunciando a la “funesta manía de
pensar”, tan poco presente en nuestro egregio suelo patrio. En la referida comparecencia,
el ministro Wert dijo algo aún más
grave: “la educación pública ha dejado de contribuir a la sociedad. Hay que
centrarse en la calidad. Estoy convencido de que el primer cambio tiene que ser
el de la mentalidad”. Toreros, no profesores, ese es el futuro tan pasado. Y,
sobre todo, tradición, mucha tradición, ya sea apaleando asnos, maltratando toros
o colgando del campanario a quien corresponda.
1 comentario:
Enhorabuena a los andaluces ¡no pasarán!
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