Mañana, día 28 de febrero, hará 135 años de la muerte en
Lanaja (Zaragoza) del legendario bandolero Mariano Gavín, alias «el Cucaracha».
Algunas fuentes dicen que fue conocido como el Robin Hood aragonés, porque robaba a los ricos para dárselo
a los pobres, y por que perseguía y
vejaba a los caciques de los Monearos; otras, sin embargo, dicen que fue un vulgar asaltacaminos, secuestrador
y extorsionador. Su muerte también está llena de leyenda. Se dice que el
boticario del pueblo envenenó el vino que iban a beber los bandoleros cuando estaban
reunidos en una paridera. Lo cierto es que la Guardia Civil lo
acribilló a tiros junto a cuatro de sus secuaces (el Cerrudo, el Herrero de
Osso, el Molinero de Belver y el Guarnicionero de Alcolea -Antonio Lampériz,
José Berna, Melchor Colomer y José Solanilla-). Según costumbre de la época,
depositaron los cinco cadáveres en la plaza e hicieron pasar sobre ellos a los
niños de las escuelas para que tomaran conciencia del castigo que, tarde o
temprano, esperaba a todos los forajidos. Todavía hoy corren buen número de
anécdotas sobre «el Cucaracha», así como del hombre que lo envenenó, Manuel
Maza Lacasa, que más tarde acabó también como capitán de bandoleros.
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