(Vicente López Portaña es el pintor de la regente Mª Cristina de Borbón y el aspirante Carlos Isidro de Borbón. Estos dos personajes metieron a los españoles en la primera guerra civil del S.XIX).
El 10 de octubre de 1830 nació Isabel de Borbón, es la única
hija de Fernando VII y María Cristina de Borbón (la cuarta esposa de Fernando).
En las vísperas del nacimiento de Isabel, ante la posibilidad de que no naciera
un varón, el rey aprobó la Pragmática Sanción por la que se abolía la Ley Sálica de 1713 que
impedía reinar a las mujeres. El hermano del rey y hasta el momento su sucesor,
Carlos Mª Isidro, no acepta los derechos al trono de su sobrina.
El felón Fernando VII murió el 29 de septiembre de 1833.
Cuando la noticia llegó a toda España comenzaron los levantamientos armados,
dando lugar a la
Primera Guerra Carlista. Dado que Isabel sólo tenía 3 años,
su madre regentó el reino.
Alrededor de Isabel se agruparon los altos cargos del ejército,
gran parte de la iglesia, el estado y el liberalismo español de la época.
Mientras que alrededor de Carlos fueron los pequeños nobles,
el clero de algunos pueblos pequeños, y muchos campesinos de unas pocas zonas
del país, que creían que el liberalismo supondría un aumento de los impuestos,
los partidarios apostólicos.
EVOLUCIÓN DE LA 1ª
GUERRA CARLISTA. Podemos distinguir tres fases:
·
1833-35, de predominio o iniciativa carlista. Las partidas
carlistas, móviles y no estructuradas en principio como un ejército regular,
logran dominar el medio rural vasco y navarro, llegando a conformar un
auténtico ejército gracias a la labor de Zumalacárregui. Sin embargo, no
consiguieron dominar las ciudades, muriendo el citado militar en el sitio de
Bilbao.
·
Entre 1835 y 1837 se da un equilibrio de fuerzas debido a la
reacción liberal: victorias liberales en algunas batallas, guerrillas del
general Cabrera en el Maestrazgo –a destacar el episodio que sucedió el 17 de
abril de 1836 en Alcoras (Teruel) en el que las tropas de Cabrera, pese a la
rendición, fusilaron a 145 soldados, o los sucesos de Épila y Urrea de Jalón- y expediciones militares carlistas que
recorren casi toda la península sin afianzar dominio alguno. El nuevo fracaso
carlista ante Bilbao (victoria de Espartero en Luchana) marca el definitivo
cambio de tendencia en la guerra.
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