Con dificultad acierto a comprender el punto de vista del que le gusta
viajar en moto, quizás por el sentimiento de libertad o por un
posthippismo tipo “Easy rider”. Por mi parte no me gusta viajar ni en
coche porque me resulta tediosa la espera de horas y horas de carretera
para alcanzar el destino. Se ve que no soy mucho de Cavafis y me gusta
acelerar el viaje. Todavía me cuesta más trabajo el que se compra una
moto inmensa para pasearse por la ciudad con el objetivo de impresionar a
vecinos/as y compañeros/as. Será lo de Melanie Griffith: “me gusta
tener algo grande y potente entre las piernas”. Pero aunque me cuesta
entenderlo, vale. Lo que no comprendo bajo ninguna de las maneras es que
a los moteros les guste concentrarse durante unos días para quemar
ruedas, hacer el caballito y otras necedades por el estilo. Esa manera
de presumir: yo la tengo más grande. Moto, chica, cuero y toda la
parafernalia es un poco obtuso para mí. Ya sé que le da difusión a la
provincia, que vienen 250 mil (dicen) personas estos días y eso reactiva
la economía(¿a qué precio?). No sé si todos estos moteros vuelven en
otra época del año porque si no es así habría que hacer bien las cuentas
del dinero invertido y el que se recupera, eso que los finos llaman el
retorno de la inversión. En todo caso es asunto ajeno a la provincia y a
Jerez. Ponemos el circo y otros disfrutan. Así que no es para tanto.
FERNANDO SANTIAGO.
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