Si logras comenzar tu día sin cafeína.
Si puedes estar feliz, ignorando tus males y dolencias.
Si puedes resistir la tentación de quejarte y aburrir al prójimo con tus
problemas.
Si puedes comer la misma comida todos los días sintiéndote, no sólo
satisfecho, sino también agradecido.
Si entiendes cuándo tus seres queridos están tan ocupados que no tienen
tiempo para ti.
Si aceptas las críticas y culpas y no sientes resentimiento ni rencor.
Si logras eliminar la tensión y el stress sin ayuda médica.
Si puedes relajarte sin los efectos del alcóhol.
Si logras dormir tranquilamente sin la ayuda de drogas ni somníferos.
…entonces…probablemente eres …
¡El perro de la familia!
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