CHICLANA (2)

Chiclana de la Frontera, la localidad de los hoteles de lujo, de los campos de golf, de la hermosa y gran playa de La Barrosa, la de los importantísimos restos púnicos...es también la ciudad de los 40.000 chalés ilegales con sus correspondientes pozos y fosas sépticas, la ciudad del partido PVRE (Partido Vecinal Regionalista) surgido de la vorágine urbanística llevada a cabo en tiempos en los que la localidad era un feudo del PSOE. El actual gobierno municipal está en manos del PP con la ayuda de los dos concejales vecinales; en  la oposición PSOE (10) e IU (2).
El centro de Chiclana ha mejorado mucho desde que yo la conocí. ha ido ganando espacios abiertos y el aspecto ha cambiado sustancialmente. Notable ha sido el tratamiento que le han dado al famoso río Iro, que en tiempos llevaba el agua de color rojo debido al tinte de los vestidos de las famosas muñecas bailaoras de flamenco. Sin embargo, y a pesar de tener 80.000 habitantes, no hay una sola gran superficie, ni en el centro comercial, tiendas de marca, salvo una excepción. La gente tiene que desplazarse a San Fernando o a Cádiz.
En otro orden de cosas, la visita a Chiclana tuvo su sorpresa. Cuando estábamos llegando recibimos la llamada de Álvaro para decirnos que no íbamos a comer en su casa, sino tapeando por unos bares que ellos conocen bien. Los esperamos en la cervecería-marisquería que hay en la entrada a la ciudad. Siempre paramos allí antes de ir a casa de Susana y Álvaro. Me gusta tomarme un verdejo vallisoletano llamado "Aura", y lo que más me gusta es que lo cobran, a 1,50 € la copa, una ganga dado el precio de la botella en la tienda. Tras la llegada de la pareja, fuimos a un macrolocal gourmet llamado "Lusol" y formado por tres espacios: uno para las bebidas, otro para las comidas y otro para bar-restaurante (fotos de arriba, Susana deambula por el salón de la comida en una de ellas). Pedimos un tartar de atún sobre una base de aguacates y unas alcachofas al ajillo estupendas, yo lo regué al principio con un vino rosado llamado "Tombú" -no me gustó mucho, pese a ser el recomendado- por lo que decidí pasarme al champagne francés pues la copa iba a 2,50 -otra ganga, en el Puerto Deportivo de Sotogrande vale 10 €-. Álvaro bebió un tinto reserva que no me acuerdo del nombre, aunque sé que era de Cenicero (La Rioja). Tras amena conversación, fuimos al centro y nos llevaron a una vinoteca llamada "En la parra". Acertamos con unos huevos rotos con jamón, pero no con un churrasquico -por lo pequeño- de ternera. Sabia fue mi decisión al elegir un "Viña Salceda".
A este vino le pasa como al "Viña Ardanza", da igual la cosecha que sea, siempre está bueno. De allí nos trasladamos a la empanadería "Antonia Butrón" a tomarnos unos dulces. Compré varios trozos de empanada que luego, ya en Valdela, nos los tapiñamos en "La Bodega Jerezana" con Antonia y Melqui y con Gracita y Manolo.
En resumen, un día más que agradable, no cabe duda que Susana y Ál son unos magníficos anfitriones y sólo me queda darles las gracias por su amabilidad y generosidad. La próxima, la haremos en El Puerto.

(Ál, te he robau la foto de las alcachofas).