Ayer “sufrí” una sesión de curetaje, es decir, una limpieza
dental realizada en profundidad. Existe
cierta confusión sobre las diferencias entre una limpieza normal y un curetaje.
En la limpieza ordinaria lo que se hace básicamente es eliminar el sarro de la
superficie del diente. En el caso de un curetaje se profundiza mucho más,
llegando hasta el fondo de las bolsas periodontales contaminadas y eliminando
los depósitos de sarro que se forman por debajo de la línea de las encías.
Era la 2º sesión, en la 1ª me habían “carenado” la parte
inferior”. En las dos me anestesiaron con varios pinchazos, aunque en la
primera me debieron de meter una dosis de caballo, pues tras salir de la
consulta estuve más de dos horas con la sensación esa de adormecimiento de la
zona. Sin embargo, ayer no tuve ese síntoma .
Es cierto que desaparece con la anestesia la sensibilidad
dental, pero cuando están realizando la limpieza oyes la chicharra del aparato
y te imaginas que es una “rotaflex” en miniatura y piensas en el dentista y su
habilidad para manejarla. De lo contrario, mejor no vayas. Es un cuarto de hora molesto, no doloroso, aunque sí, al parecer,
necesario.
Así pues, si el facultativo te dice que necesitas hacerte un
curetaje, no creas que te está sacando los cuartos, lo hace totalmente
convencido. Después hay que seguir sus instrucciones y usar la crema y enjuague
adecuados. La verdad que me siento mejor.
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