Como decia hoy un dirigente de IU andaluz, "Montoro cocina en Madrid y Montero adereza y culmina el guiso en Sevilla". Es inadmisible que, de nuevo, seamos los empleados públicos los que soportemos todas las medidas adversas. Acompaño este texto con otro de Fernando Santiago:
"Ea, pues aquí está la grasa que buscaba la consejera de Hacienda, María
Jesús Montero: recortarles otra vez el salario a los empleados públicos.
No sé muy bien en qué se diferencia la política del ministro de
Hacienda y de Mariano Rajoy con la de la consejera de Hacienda y Susana
Díaz. Se amputa el salario de los empleados públicos. Cuando España era
un festín y todo el mundo ganaba mucho dinero a los empleados públicos
se les subía el IPC. En cuando vinieron mal dadas, se les recorta
salarios y pagas. Y ahí van la sanidad y la educación que dicen
defender. Nada se dice de la pléyade de asesores (la misma Montero tenía
30 en Salud) que tiene la Junta (mil por lo menos) ni de las cesantías
que con tanta generosidad se conceden a sí mismos los políticos de la
Junta , aunque luego no informan de la identidad de quienes gozan de las
prebendas".
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