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martes, 26 de noviembre de 2013

ARTÍCULO

                  Mamadou, de Mali, enseña la herida que se hizo en un intento de salto de la valla de Melilla desde Marruecos./Fotografía: Ángel Navarrete.
Dice Rajoy que “no sabe si” las cuchillas de las vallas de Melilla “pueden afectar a las personas”. Frase que ya es digna en sí de un estudio semántico como muestra del eufemismo más vacuo. Por favor, señor Rajoy, defina usted “afectar”; ¿quiere decir que ignora si las concertinas pueden, por ejemplo, deprimir por lo feas que son a las personas? Y ya que estamos, defina también “personas”. ¿Se refiere a los turistas, a los guardias de fronteras, a los vecinos del lugar? Señor Rajoy, ¿por qué le es tan difícil decir algo tan sencillo como que no sabe si las cuchillas pueden causar heridas de gravedad a los inmigrantes? No entiendo que haya votantes capaces de confiar en políticos que no hablan sino que blablean, esto es, que solo sueltan blablablás sin sentido, palabras lacias carentes de significado, como Rajoy. ¿Cómo creer a quien no confía en lo que dice? Es como votar a gente tan siliconada como Cristina Kirchner, por ejemplo: ¿cómo confiar en alguien cuya cara ya es una mentira? Pues Rajoy lo mismo: lleva el discurso lleno de bótox.
 Pero en su empeño por no decir nada ha dicho algo gordísimo: que no sabe. En primer lugar, no saber si esas cuchillas dobles causan destrozos en los cuerpos es de una ignorancia abismal. O sea, hace falta ser muy necio para no deducirlo, y muy desinformado para no haber visto las imágenes. ¿Pero es que no ve ni un telediario? ¿Tenemos a un presidente que no tiene ni idea de lo que pasa en España? Cuando los socialistas pusieron las primeras cuchillas (luego las quitaron), ya Zapatero dijo que se había enterado por la prensa. Otro que no sabía nada, pero por lo menos leía las noticias. Señor Rajoy, ignorante Rajoy, sepa usted que esas cuchillas tajan, mutilan, rebanan y desangran a los pobres desgraciados que, pese al dolor y las amputaciones, se agarran a esos filos aterradores. Pero como usted no sigue la prensa tampoco leerá esto.
ROSA MONTERO en www.elpais.com.

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