Las guerras no solo se
ganan en el campo de batalla. Una buena operación de desinformación
sobre nuestras verdaderas intenciones se ha mostrado a lo largo de la
Historia sumamente efectiva como parte fundamental de las mejores
estrategias.
Esto es lo que pensaron los aliados
durante la planificación del desembarco de Normandía, cuando pusieron en
marcha la “Operación Fortitude” (Fortaleza).
La Operación Fortitude tenía varias facetas. Fortitude
Norte, con formaciones falsas en Escocia creadas a partir de un 4.º
Ejército Británico, que fingía estar preparando un ataque contra
Noruega para mantener en este país a las divisiones alemanas destacadas
en él, y Fortitude Sur, que tenía por objetivo hacer creer
al enemigo que cualquier desembarco en Normandía era una medida
de diversión a gran escala para atraer a las reservas alemanas y
alejarlas del paso de Calais.
Esta última exigía la creación de un “Ejército
Fantasma” formado por expertos en efectos especiales, actores,
operadores de radio, con la finalidad de hacer creer a los nazis en el
fabuloso engaño que se preparaba.
Pero había que poner en marcha el engaño,
probablemente el mayor hasta la fecha, y la única manera de llegar al
éxito consistía en darle los mayores visos de credibilidad posible. El
alocado plan se puso en marcha.
Para ello, se formó oficialmente el ejército fantasma, el cual
recibió el imponente nombre de Primer Grupo del Ejército Estadounidense
(FUSAG). Incluso se crearon las insignias para la ocasión.
En la operación participó Douglas Fairbanks Jr., quien, además de tener una notable carrera
cinematográfica, era un extraordinario estratega militar, llegando a
Capitán de la Armada Estadounidense y condecorado por su contribución
durante la IIGM como asesor en operaciones de este tipo.
Para mantener el engaño, se recurrió a todo tipo de estratagemas
como campamentos de cartón piedra, blindados hinchables, aviones y
artillería de madera…Se llegaron a simular mediante magnetófonos los
sonidos y a reproducir en el suelo las rodadas de los blindados. Un
grupo de operadores de radio se encargó de mantener un inusual tráfico
de radio con todo tipo de órdenes y mensajes para simular una frenética
actividad de las unidades.
Pero sin duda la guinda de la operación fue el nombramiento
como comandante al frente del FUSAG del polémico y temido por los
alemanes George Patton. Este a su vez puso su granito de arena con
una elaborada artimaña con oficiales alemanes capturados durante su
campaña africana, de manera que al ser repatriados mediante un
intercambio informasen a sus mandos de la veracidad del FUSAG y sus
cometidos.
La operación Fortitude se concibió como parte integrante de la
Operación Bodyguard (Operation Bodyguard), y consistía en una estrategia general con
múltiples operaciones para engañar a los alemanes en cuanto a la fecha
exacta y la ubicación de la invasión de Europa. La planificación se
inició en 1943 bajo los auspicios de una organización llamada London
Controlling Section (LCS).
La clave del éxito sin duda fue el secreto, pero también la
acertada manipulación de la información.
Artículo de Que aprendemos hoy.
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