Las palabras no son inocentes, con ellas formamos nuestros pensamientos.
El poder, consciente de ello, tiene una larga experiencia en utilizar
las palabras para que pensemos como ellos quieren. Demonizan las que
consideran perturbadoras para ese pensamiento único que pretenden,
sacralizan otras que favorecen la interpretación de la realidad que nos
muestran y, finalmente, apelan a la ambigüedad conceptual de algunas
otras para confundirnos. Veamos algunos ejemplos.
http://www.lamarea.com/2014/01/20/mitologia-capitalista/
(Colab. JMTP).
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