Ayer por la
tarde hubo en Valdelagrana un temporal de mucho cuidado. Estaba yo haciendo el crucigrama del Diario de
Cádiz en el bar La Boira, cuando entró un amigo y soltó la famosa expresión: “Hace
un día de perros” y, al momento dijo: ¿De dónde vendrá este dicho? Le contesté
que lo averiguaría y he aquí la respuesta que le voy a dar:
Hay que trasladarse
milenios atrás; a la época en el que los calendarios eran astronómicos y
los pueblos se guiaban a través de la posición de las estrellas y
constelaciones.
Dichas
estrellas/constelaciones eran habitualmente bautizadas con nombres de aquello a
lo que se asemejaban (objetos, animales…), dioses de las diferentes mitologías,
etc…
El origen e
incluso significado original de la expresión ‘hace
un día de perros’ también
procede de la astrología y hace referencia a‘Sirio’ la estrella que más brilla -tengo un amigo palentino que se llama así, su padre era republicano- y que se
encuentra en la constelación del Canis
Maior (Can Mayor, la estrella
del perro).
Desde la
antigüedad se tenía el convencimiento de la estrecha relación que existía entre
Sirio con los días de calor más intenso durante el estío. Ese periodo de calor sofocante es conocido
por el nombre de ‘canícula’ (de can, perro) por lo que en el
lenguaje popular comenzó a referirse a esas jornadas tan calurosas como ‘días del perro’ y de ahí derivó a expresiones tan
utilizadas como ‘hace un día
de perros’, ‘hacer un
tiempo de perros’ e incluso ‘haber tenido un día de perros’ o ‘tener un día de perros’.
El término
evolucionó con los años y de un tiempo caluroso pasó a significar/referirse a
cualquier día en el que hace mal tiempo (sobre todo de tormentas) e incluso al
hecho de haber tenido un mal día por cualquier motivo sin que éste tenga
relación alguna con la meteorología.
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