Nada relevante que mencionar de la mañana del viernes, salvo
que me levanté algo pachucho. Fui al bar a trastear con el portátil y me tomé
unos vinos con los amigos. Después de
comer (sopa de verduras y salmón plancha) di una cabezada y me acerqué a ver el
concurso de guiñote. Llegué a lo justo. Dos güitres, Manolo y Luis Ángel,
estaban disputando la final a una moza y a un señor mayor, ambos procedentes de
Ricla. Como era de esperar, los compis ganaron y los de La Almunia y Ricla que
habían bajado hasta Bardallur, se fueron con el rabo entre las piernas y eso
que una de las parejas había sido campeona en las fiestas del Pilar. Les tiré
unas fotos a los ganadores e hicimos un poco de tiempo para ir a la jamonada. Se
notaba que era viernes, el salón estaba repleto de gente y el jamón fue
desapareciendo de los platos sin dilación. Nos quedamos un rato para oír a la orquesta “Caimán” y nos bajamos a la Peña
a cenar (picoteo, ensalada ilustrada, tortilla de oreja y ternasco a la brasa;
de postre, el dulce que habíamos comprado en Salillas y que hasta yo comí, algo
raro en mí, pues no suelo prodigarme en este tipo de ingesta. De allí, a la
hoguera. Cuando llegamos estaba ya encendida y, al poco, pudimos contemplar su
derrumbe. Un rato al baile y, a casa.
(Perdonad por el desorden de las fotos).
Mi hermano Joaquín pasa ante las llamas de la hoguera.
La cantante tocaba la flauta travesera, señal de su paso por un Conservatorio.
1 comentario:
Hará frío pero os lo pasáis de de rechupete. Nunca mejor dicho.
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