JUANA LA LISTA
Y como no sabía contestarse dijo:
-Iré a casa a preguntar si lo soy o no lo soy; allí me lo dirán.
Fue corriendo a la puerta de su casa, pero estaba cerrada.
Entonces llamó a la ventana y exclamó:
-Manolo, ¿está ahí dentro Juana La Lista?
-Sí –contestó Manolo-. Está aquí.
Entonces se asustó y dijo:
-¡Dios mío! ¡Entonces yo no sé quién soy!
Y llamó a otra puerta; pero al oír la gente el ruido de las
campanillas no quería abrir y, de este modo no pudo encontrar albergue en toda
la noche.
A la mañana siguiente, Manolito la recogió casi helada de
frío y la metió en su casa. Desde entonces , y gracias a aquel escarmiento,
Juana empezó a merecer más el nombre de Lista.
FIN
FIN
1 comentario:
bastante soso este cuento
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