Estaba pensando (mal) sobre los cuarenta millones de gilipollas que habían visionado y discutido sobre el famoso clip del traje que cambia de color, cuando caí en que yo mismo era de uno de ellos y además reincidente. “Regardé la gilipolluá”, que hubieran dicho Tip y Coll. Después de haber entretenido al personal durante años con vídeos de graciosos gatitos, bebés superdotados o artistas descoyuntados, con caídas morrocotudas y accidentes de lo más simpático, he aquí el test definitivo para mostrar la insoportable necedad del ser y la capacidad de manipulación de unos medios que carga el diablo, pues solo a un espíritu del mal puede habérsele ocurrido esta artimaña perversa. Todo por un traje, mejor dicho, un trozo de tela (ni siquiera vimos a la modelo que nos daba la espalda en una burla más) un retal insignificante, un trapo que han agitado ante nuestros ojos para que embistamos y nos crezcamos ante el castigo cual manada de rumiantes.
Artículo completo de Moncho Alpuente:
http://blogs.publico.es/tedetesto/2015/03/04/entrar-al-trapo/
No hay comentarios:
Publicar un comentario