Como podéis observar, me estoy prodigando poco. Los continuos viajes a Zaragoza me restan más tiempo del previsto y la actividad blogística merma. Ayer bajamos a la capital de nuevo. Aparte de realizar varias gestiones, fuimos al restaurante donde hoy vamos a celebrar nuestro reciente enlace con los amigos y familiares de estos lares. Elegimos la ubicación que nos pareció más adecuada y nos volvimos al pueblo. Todavía nos dio tiempo a tomarnos unas cervezas en el bar. Hubo una gran tronada, pero con poca agua, aunque cerca cayó una espectacular granizada -la de la imagen corresponde a Alagón-. Por la tarde merendamos con Manolo, Santos, Polito y el Alfonso. Del bar a casa y a la cama directamente.
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