La bicicleta fue una fiel compañera de nuestra infancia y juventud. Con ella nos movíamos por Bardallur, recorríamos los pueblos próximos para ir de fiestas, subíamos al monte por La Corona y los Portellares con
destino al Corralico y la Torre Medina, íbamos al río a bañarnos, a pescar…,también la usaba para llevarle el
bocadillo de tortilla a mi padre cuando
trillaba en la era del Santo o íbamos a jugar al fútbol al mismo lugar…Aprendimos
a arreglar los pinchazos, estirar la cadena, ajustar los frenos, preparar la dinamo, engrasar el piñón y el plato, cambiar radios…Una máquina
imprescindible sin la cual no hubiésemos disfrutado de todo lo que estaba
entonces a nuestro alcance. Mi última bici fue la que mi padre había utilizado
toda su vida, era ligera, sin guardabarros y con ruedas finas, no como las
Orbea o BH que usaban los hombres para ir al campo. Las chicas también tenían
su bici, más pequeña y sin barra y solían utilizarla para ir al Vado a bañarse,
generalmente por el camino de la Alberquilla; alguna vez osaban ir hasta el Azud
y, las más, a la zona de la Roza, donde estaba el pocico del tio Caño, a la
sazón, mi abuelo materno. Especialmente relevante era el papel de la bicicleta en las fiestas: Carreras de
velocidad, de habilidad para coger las cintas en el Barranco…Nuestra
inseparable máquina nos hizo felices y autosuficientes.
1 comentario:
Muchas gracias bici por todos aquellos buenos momentos, mi infancia y adolescencia no habrían sido las mismas sin ti. A mí me compraron la bici con el dinero que "saqué" de la Primera Comunión y me duró hasta la veintena. Recuerdo como algo extraordinario que jugábamos al escondite por la noche y nos escondíamos por las cuevas, siempre con ella. Seguro que alguno os acorderéis pues eramos una buena trupe.
CMarin
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