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domingo, 6 de diciembre de 2015

COMUNICACIÓN

De las ocho personas que van sentadas frente a frente en el compartimento del metro, dos llevan el móvil en la mano como si fuera un espejo (se miran en él), cinco lo manejan como si estuvieran ante una mesa de operaciones de Cabo Cañaveral (no paran de tocar las teclas) y uno agarra el Samsung como si fuera un detonador (permanece muy serio sin soltar el aparato, amenazante, como esperando algo para pulsar el botón).
En la calle la gente no se mira y por eso pasa de largo. En los semáforos ya nadie le abre la ventanilla al tullido sino que abre el WhatsApp. En la oficina te dice algo por correo electrónico un compañero que se sienta a un metro de ti. En casa todos comunican pero nadie dialoga. Leer el resto del artículo »
Pedro Simón en www.elmundo.es.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Totalmente de acuerdo con el artículo, ahora se me ríen porque mi móvil ya está obsoleto y tiene sólo 2 años! Cuando voy en el metro rezo para que no me suene, pues si me lo ven los demás puede que haya tal conmoción que tenga que acudir el SAMUR. y cuando cambie de aparato... (estoy esperando las rebajas de enero) tendré que comprarme uno de esos ladrillos, sí ladrillos porque con ese tamaño, no sé dónde lo voy a meter,ya que no los hacen más pequeños (no entiendo cómo les gusta ir todo el día con ese tocho en la mano). Podría prescindir del móvil y ya no habría problema, pero ¿de verdad podría prescindir de él? Mi marido, sí, no tiene móvil!! y tan campante, por eso todavía seguimos hablando.
CMarin