(Sic) Tres días después de mi llegada, me entero que Unamuno está en París. Un grupo de intelectuales franceses fletaron un barco y fueron a recogerlo a Canarias, donde estaba confinado. Todos los días , él acudía a una peña que se reunía en La Rotonde. allí se sitúan mis primeros contactos con los que la derecha francesa llamaba despectivamente les météques, extranjeros que viven en París y ocupan las terrazas de los cafés (...)
Un día tuve que quedarme en la cama con gripe. Por la noche, a través de la pared de mi cuarto, oía el bombo del cabaret chino. Por la ventana veía un restaurante griego situado enfrente y una bodega. Angulo -un estudiante de pediatría que conocí en La Rotonde, me aconsejó que combatiera la gripe a fuerza de champaña. Yo no me lo hice repetir. Y entonces descubrí una de las causas del desprecio y hasta la aversión que la derecha francesa sentía hacia los metecos. El franco, a consecuencia de no sé qué devaluación, estaba a un cambio bajísimo. Las monedas extranjeras, y especialmente la peseta, permitían a los metecos vivir como príncipes o poco menos. La botella de champaña que luchó victoriosamente contra mi gripe me costó 10 francos: ¡Una sola peseta!
En los autobuses de París había letreros en los que se leía: "No desperdiciéis el pan" -Ne gaspillez pas le pain-. Y nosotros bebíamos Moët Chandon a peseta la botella.
Una noche ya restablecido, entré solo en el cabaret chino. Una de las animadoras se sentó a mi mesa y se puso a hablar conmigo, como era su obligación. Segundo motivo de asombro para un español en París, aquella mujer se expresaba admirablemente y poseía un sentido de la conversación sutil y natural. Por supuesto, no hablaba de literatura ni de filosofía. Hablaba de vinos, de París y de cosas de la vida diaria, pero con fina naturalidad, sin asomo de afectación ni pedantería. Yo estaba admirado; acababa de descubrir una relación entre el lenguaje y la vida, desconocida para mí(...)
Otros motivos de asombro a los que me he referido a menudo: las parejas se besaban en la calle. Semejante comportamiento abría un abismo entre Francia y España, lo mismo que la posibilidad de que un hombre y una mujer vivieran juntos sin las bendiciones.
2 comentarios:
Siguen siendo muy buenos. Se deben leer.
Me ha recordado Le métèque de Georges Moustaki, los LP, las reuniones de amigos donde arreglábamos el mundo entre cigarros.. y los guateques!
Si, totalmente de acuerdo con el anterior comentario.
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