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domingo, 30 de octubre de 2016

DON QUIJOTE EN ARAGÓN (4)


En el capítulo anterior dejamos a Don Quijote y resto de personajes dirigiéndose hacia la casa de placer o castillo de los nobles. En un determinado momento, el duque se adelanta a la comitiva para dar instrucciones al servicio de cómo había que tratar a D. Quijote. Al llegar a las puertas de la casa salieron a recibirlos criados vestidos de raso carmesí y, al entrar en el patio, dos hermosas doncellas echaron sobre los hombros del hidalgo un manto de finísima escarlata y, filas de criados decían a grandes voces:
-¡Bien sea venido la flor y la nata de los caballeros andantes! 
Don Quijote se sentía, por primera vez, un verdadero caballero andante verdadero y no fantástico. Mientras, Sancho, que ha dejado el burro en la entrada, se dirige a una reverenda dueña para solicitarle que le cuide al rucio y lo lleve a las caballerizas. (Aquí se produce un toma y daca entre la dueña y el escudero que recomiendo leáis en la dirección de abajo). Ante la plática, van interviniendo la duquesa, Don Quijote y el duque, que zanja la cuestión  y da orden de que guarden al burro. Tras esto, suben a una gran sala ricamente adornada donde seis doncellas instruidas por el duque desarmaron al caballero y "quedó don Quijote, después de desarmado, en sus estrechos greguescos y en su jubón de camuza, seco, alto, tendido, con las quijadas, que por de dentro se besaba la una con la otra; figura que, a no tener cuenta las doncellas que le servían con disimular la risa -que fue una de las precisas órdenes que sus señores les habían dado-, reventaran riendo". Quieren desnudarlo y ponerle una camisa, pero el se niega a ello, aunque accede a que sea Sancho el que lo acompañe a hacerlo en una cuadra de la casa. Allí, Don Quijote recrimina a su escudero por el asunto de la dueña y lo alecciona para que no meta más la pata. Sancho le promete coserse la boca y morderse la lengua. Doncellas y pajes acompañan a los manchegos al comedor donde les estaban esperando los duques y un clérigo "destos que gobiernan las casas de los príncipes". Una vez dirimido el sitio para sentarse, Sancho pide permiso para contar un cuento que recomiendo lo leáis en el enlace de abajo.

http://www.spanisharts.com/books/quijote/2capitulo31.htm

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