En latín, el segundo era conocido como pars minuta secunda (pequeña parte segunda, mientras que el minuto se conocía como pars minuta prima), de donde proviene el nombre de “segundo”.
Sin embargo, desde los años sesenta un segundo ya no es una parte del año o del minuto, sino una propiedad de la materia, nada menos que 9.192.631.770 oscilaciones de la radiación correspondiente a la transición entre los dos niveles hiperfinos del estado fundamental del átomo de cesio 133.
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