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miércoles, 22 de marzo de 2017

LA BODA DE LA HIJA DEL CONDE DE ARANDA

Prosigo el eco de sociedad de mediados del XVIII iniciado ayer con la boda del Conde de Aranda, para referirme hoy  al casamiento de su hija Mª Ignacia del Pilar.

A principios  de 1759 se reunieron en Madrid las familias Aranda y Fuentes para tratar el matrimonio de sus hijos y, el 30 de marzo de 1760 se firmaron las capitulaciones con algunas modificaciones sobre las ya existentes. Algunas de ellas hacían referencia a cuestiones sucesorias y qué título debía de predominar en el caso de que hubiese vástagos del matrimonio. Aranda impuso el suyo como primero. También se habla del mantenimiento de los cónyuges.
Los condes de Fuentes debían hacerse cargo de la pareja acogiéndolos en su casa y "manteniéndolos sanos y enfermos con toda la decencia, lustre y ostentación correspondiente a su ilustre clase, como también a los hijos que tuvieran...pagando los gastos de caballerizas y raciones de criados...además de 1000 reales de plata en moneda jaquesa cada mes para los alfileres de la señora duquesa de Almazán, que hacen 1800 reales y doce maravedíes de vellón; y otros 1000 reales mensuales al señor marqués de Mora para su vestuario y gastos extraordinarios...".
El día 6 de abril se celebró el matrimonio con gran pompa y aparato en las casas del conde de Aranda en la plazuela de Santiago de Madrid. No os pongo el nombre y título de los asistentes, madrina, padrino, abuelos, tíos...para no alargarme y aburrir.
A los pocos día del enlace, el conde de Fuentes es nombrado embajador de Carlos III en la corte inglesa y hacia allí partieron también los recién casado como estaba estipulado en las capitulaciones.
El escritor y aristócrata inglés Horace Walpole que conoció a Doña Ignacia escribió de ella: "Se empeñan en que no es fea, y que sus dientes son todo lo bonitos que pueden ser los de una persona que no tiene más que dos, y estos, negros". En 1761 la duquesa de Almazán tuvo una niña, pero murió a los pocos meses.

Los marqueses de Mora, tras un ir y venir por cuestiones diplomáticas por distintos destinos europeos acompañando a los condes de Fuentes, decidieron volver y establecerse en Zaragoza en el palacio familiar de la calle Coso. El parto de un niño (Luis Gonzaga) con muchas dificultades le costó la vida a la hija de Aranda. Su madre se hizo cargo del esperado nieto y se lo llevó a Madrid, pero la viruela acabó con su vida a la edad de tres años.

(En la imagen de arriba, plano coloreado del palacio de los condes de Fuentes; en la de abajo, extraída de www.rafaelcastillejo.com, el Coso desde un balcón del antiguo palacio).


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