Relieve de un carro hitita.
Hasta el 2000 a.C., los animales usados por las tribus y pueblos mesopotámicos para el transporte y otros menesteres fueron los lentos y pesados bueyes y los ligeros y endebles burros. Solían tirar de enormes carromatos con ruedas totalmente circulares y macizas, lo que hacía el discurrir de la travesía una eternidad. Pero algunos pueblos nómadas del Cáucaso empezaron a utilizar un animal mucho más fuerte y rápido: el caballo. Seguro que al principio les fue de mucha utilidad su carne, pero a medida que fue pasando el tiempo, el hombre se las ideó para darle otra clase de protagonismo. Es cierto que no se podían enjaezar por temor al ahogamiento -la collera no se impuso hasta el principio de la baja edad media (S. XI d. C. +-), pero sí podía tirar de un pequeño carro ligero con ruedas radiales en el que iban subidos uno o dos guerreros -generalmente, uno, el auriga-. Acababa de hacer acto de presencia una nueva temible arma de combate que desconcertó a los soldados infantes y que podía maniobrar con rapidez para volver al ataque. Según algunas fuentes, los hurritas, habrían sido los primeros en aplicar esta nueva técnica sobre el 1500 a.C. crearon un pequeño imperio denominado el Mitanni, alrededor de la ciudad de Asur. Años más tarde, hurritas y amorreos se aliaron y pasaron a Egipto. Habían llegado los que ellos denominaron hicsos y se apoderaron de la mitad septentrional del dominio egipcio. Un poco más tarde, también dominando los carros de combate y procedentes del norte, penetraron en el Asia Menor otros pueblos conocidos popularmente como los hititas quienes aprovechando la debilidad de asirios, amorreos y hurritas se hicieron con el poder y ocuparon todos sus territorios. Todavía llegarían otros pueblos nómadas de habla"indoeuropea", como alguno de los anteriores que tarían sus temibles máquinas de guerra. Esta vez se trataba de los casitas.
(Continuará).
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