El 10 de marzo de 1938 las tropas nacionales reconquistarán la localidad.
Una vez acabada la guerra, el general Franco instauró su dictadura personalista basada en un nacionalismo católico que rayaba el fanatismo. Franco decidirá los destinos de España hasta su muerte en 1975. Una de sus decisiones fue la de no reconstruir el pueblo de Belchite -incumpliendo su promesa- sino construir uno nuevo al lado, utilizando prisioneros republicanos como mano de obra, y dejar las ruinas del anterior como recuerdo propagandístico de la Guerra Civil. Hoy en día, cualquier turista puede visitarlas y hacerse una idea de lo que fue el combate entre sus calles durante aquella tragedia colectiva que fue la Guerra Civil.
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