Los estragos en la población fueron enormes, familias enteras perecieron y otras fueron diezmadas y algunas localidades perdieron 1/5, 1/4 e, incluso, un 50% de los vecinos (en Zaragoza murieron más de 6000 personas -1/4, aproximadamente-; en Jaca, más de 1000 de una población de 2500; Huesca también tuvo cuantiosas pérdidas -más de 1/4-)...
Otra etapa de morbilidad anormal de este siglo fue provocada por las malas cosechas y la peste que en 1672 se introdujo por Cartagena. Castilla fue la principal perjudicada, pero Aragón también se vio afectado, sobre todo en 1683 y 1684 en zonas de Calatayud, Barbastro y la zona del bajo Jalón. El debilitamiento de los organismos por la falta de nutrición era el factor propicio para contraer la enfermedad.
Además de la peste, una constante en Aragón, España y Europa, otras enfermedades contagiosas también causaron la muerte de numerosas personas. Ninguna generación se vio libre de las epidemias.
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