Ayer, mi cuñado Álvaro Molinillo Paz -en el centro, de blanco- se despidíó de su puesto de gerente de la Agencia de Infraestructuras de la Delegación Territorial de Educación de Cádiz para pasar a ocupar la subdireción del Hospital de Jerez. Álvaro ha sido muy querido en Educación por su magnífica gestión y ha recibido multitud de alabanzas por parte de sus superiores, en especial por la Sra. Delegada que la ha legado a decir "el hombre que engatusaba con su exquisito verbo a los alcaldes".
Le deseo mucha suerte en su nuevo cometido y, seguro que lo echarán en falta en la Delegación pues, considero que el dicho ese de "nadie es imprescindible", no iba con él. Nos vemos mañana, Álvaro.
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