En la fotografía, el tipo, que parece sencillo y amable, corpulento, desdentado y con bigote a lo Cantinflas, echa un brazo por detrás de los hombros a otro tipo también alegre, traje oscuro, corbata setentera. La mano del primer tipo queda a la altura del cuello del segundo, cuatro dedos apuntando a la garganta, el quinto plantado entre la oreja y la nuca. Ambos sonríen. La mano pertenece a Manuel Delgado Villegas, "El Arropiero", el criminal que confesó haber asesinado a 48 personas en menos de una década. Es decir: el mayor asesino en serie de la historia de España. El cuello sobre el que reposa la mano pertenece a Salvador Ortega, alias El Patillas, el inspector de la Brigada Criminal que lo cazó en enero de 1971 en El Puerto de Santa María, donde había consumado sus dos últimos crímenes. El mismo policía que luego lo acompañó durante tres años por toda España y Europa con una maleta llena de sumarios por cerrar. La maniobra que recoge la foto, admite Salvador, no está exenta de peligrosidad. El Arropiero estranguló a la mayoría de sus víctimas con un gesto semejante. O les partió la tráquea con un golpe seco en la garganta -el tragantón, que había aprendido a usar cuando estuvo en la legión-. En cualquier caso le bastaron esas mismas manos para arrancar 48 vidas (aunque solo se pudieron demostrar 7).
Salvador Ortega, hoy jubilado, criminólogo y experto en medicina forense, recuerda cómo fue la captura del psicokiller cuando se cumplen 54 años de su primer asesinato.
http://www.indecadiz.com/el-policia-que-cazo-al-monstruo/
Salvador Ortega, hoy jubilado, criminólogo y experto en medicina forense, recuerda cómo fue la captura del psicokiller cuando se cumplen 54 años de su primer asesinato.
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